Por Stephanie Strom, 30 de septiembre de 2013
La noticia ha supuesto una convulsión en uno
de los principales centros de producción de maíz, en Minnesota, al
norte de Texas. Se trata de una enfermedad que pocos agricultores habían
visto hasta hace cinco años.
Conocida como el marchitamiento de Goss,
ha reducido a la mitad los rendimientos de algunos cultivos, pero
todavía sigue extendiéndose. Este pasado verano llegó a Louisiana, en
una ubicación tan al sur como nunca se había visto. Alison Robertson,
patólogo de las plantas de la Universidad Estatal de Iowa, estima que
alrededor del 10% de la cosecha de maíz de este año se perdería por la
enfermedad de Goss.
Esta enfermedad, llamada así
por RW Goss, un patólogo de las plantas de Nebraska, está producida por
una bacteria que tiene el nombre de Clavibacter michiganensis subsp, nebraskensis.
Cuando una planta es dañada por el granizo u otra causa, el patógeno
entre por la herida e infecta el sistema vascular de la planta,
produciéndose cicatrizaciones en las hojas, que presentan unas lesiones
de color marrón amarillento, salpicado de manchas negras.
La infección puede o no
matar a la planta, dependiendo de la época en que aparece, pero siempre
merma los rendimientos. Los agricultores que nunca habían visto una
enfermedad semejante, se encuentran desconcertados.
“Un agricultor que me
llamó había encontrado un círculo en el maíz, como de unos 50 pies de
diámetro, con unos síntomas extraños: tallos rotos, torsión y
decoloración”, dijo Clayton Hollier, patólogo de las plantas de la Universidad Estatal de Louisiana. “Nunca había oído de semejantes síntomas, hasta que me enteré de la enfermedad de Goss en la Universidad”.
Hasta 2008, el
marchitamiento de Goss sólo se había dado al oeste de Nebraska y en unos
pocos condados al este de Colorado. Pero durante este año se ha
encontrado en Iowa, Illinois, Indiana y Wisconsin.
En 2011, un año
especialmente virulento, en muchos cultivos de Illinois se perdieron
hasta 60 bushels de maíz por cada acre debido a la enfermedad ( el
rendimiento normal es de 200 bushels por acre). Lo mismo ocurrió en
muchos condados de Indiana.
Si bien no existen datos
oficiales, en los dos últimos años la enfermedad no fue muy virulenta,
gracias sobre todo al clima cálido y seco, que mantiene a raya la
enfermedad. Sin embargo, su continua expansión es algo que preocupa a
los patólogos y a los agricultores del cinturón del maíz.
No se sabe por qué el
marchitamiento de Goss se ha extendido tan rápidamente en los últimos
años, pero mucho patólogos sospechan que uno de los factores más
importante es la selección que se ha hecho de los híbridos para la
modificación genética por parte de la principales empresas de semillas:
Monsanto, DuPont y Syngenta.
“Mi teoría es que se eligieron unos determinados híbridos por su alto rendimiento”, dijo el Dr. Robertson, cuya investigación está financiado por Monsanto y el Departamento de Agricultura. “También puede tratarse de híbridos muy susceptibles al marchitamiento de Goss”.
Alrededor del 90% del maíz
cultivado en Estados Unidos proviene de semillas que han sido diseñadas
en un laboratorio, su ADN modificado con un material genético que no se
encuentra de forma natural en las especies de maíz. Casi todo el maíz de
Estados Unidos está ahora diseñado para resistir los potentes
herbicidas a base de glifosato ( una de cuyas marcas es Roundup), de
modo que los agricultores matan las malas hierbas sin matar el maíz.
Los agricultores se refieren
a este tipo de cultivos como biotecnológicos, que requieren de la
aprobación del Departamento de Agricultura, como peculiares, para
distinguirlos de los híbridos tradicionales.
Mientras que algunas
variedades de maíz son resistentes al marchitamiento de Goss, sobre todo
las que se venden al oeste de Nebraska y al este de Colorado, la
mayoría no lo son. Dan Arderson, gerente de Monsanto en el campo
del maíz, reconoció que las variedades de alto rendimiento elegidas por
sus empresa y otras, podrían ser susceptibles de contraer la enfermedad,
pero agregó que los cambios en la gestión agrícola también pueden
propagar la enfermedad: los agricultores plantas más maíz debido a la
demanda de etanol, de modo que va en detrimento de otros cultivos.
“Una de las
mejores formas para el control del marchitamiento del maíz es el de la
rotación de cultivos: maíz, luego soja u otros cultivos”, dijo Anderson.
Otro posible factor es la
siembra directa, lo que deja tallos de maíz en los que persisten las
bacterias, contaminando la cosecha posterior, al no ararse las tierras.
No se han desarrollado
híbridos que soporten por completo el marchitamiento de Goss, pero las
empresas han incrementado el número de semillas que presentan mayor
resistencia.
Ryan Forth posee unos 4500
acres de tierra al norte de Ames, Iowa, de los cuales dos tercios los
planta de maíz y el resto de soja. El Sr. Forth también distribuye
semillas de Monsanto. Algunas semillas de la línea DeKalb de esta
empresa se han identificado como muy susceptibles a la enfermedad de
Goss.
Después de una tormenta de viento en 2010, dijo: “Empezamos a ver esos pequeños círculos extraños en el follaje en el campo donde habían plantado semillas DeKalb. Al principio pensamos
que eran daños causados por el viento, o por la escasez de lluvia, uno
siempre sospecha del clima, pero ahora estoy seguro de que el problema
es la elección que se hizo del híbrido”.
El siguiente año plantaron los mismos híbridos: “… Fue un completo desastre, un naufragio en los rendimientos”.
Después
plantó un híbrido distinto de Monsanto y no tuvo ese problema con el
marchitamiento de Goss. Ya no vende los híbridos DeKalb que contraen la
enfermedad.
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