Este artículo pretende
invitar a la reflexión, a mirar con otros ojos y a aproximarnos con
otra conciencia a las comúnmente conocidas como “malas hierbas”, que
crecen en lugares no deseados sin que nadie las siembre, y con las que
muchas veces queremos terminar, empleando incluso productos químicos
peligrosos para ello.
¿Maleza o “Bueneza”?
Malas hierbas, maleza….
estos términos se emplean para denominar un abundante grupo de plantas,
herbáceas y leñosas, no por sus características intrínsecas (pues ni
hacen mal ni dañan por sí mismas), sino, desde un punto de vista
productivista y antropocéntrico, porque crecen en un lugar y momento no
deseados por nosotros, ya sea por la competencia que establecen por la
luz, el agua y los nutrientes con nuestras especies cultivadas, o porque
crecen en lugares que queremos mantener “limpios” de vegetación, como
cunetas o vías de tren.
Si nos atenemos a sus características, no las llamaremos “malas hierbas”, sino Vegetación Arvense, Hierbas Adventicias…términos que hacen referencia a su
alta capacidad de dispersión y gran persistencia. Estas plantas son
pioneras, y colonizan los suelos degradados, estructurándolos y
estimulando su actividad biológica. Los protegen de la erosión y
retienen el agua, creando un microclima favorable para los cultivos.
Su importancia para
la agricultura va mucho más allá: atraen a los insectos polinizadores:
abejas silvestres solitarias, abejorros, mariposas…. Esto las otorga un
valor inmenso. Sin los polinizadores, aunque las plantas sobrevivieran,
el rendimiento de los cultivos podría disminuir hasta un 90%. Los
humildes polinizadores son tan importantes para la alimentación mundial
que desde 2002 su conservación y reintroducción son objetivo de uno de
los principales Proyectos Globales de la FAO. En nuestro país, el
Ministerio de Agricultura ya desarrolla un Plan de Acción para la
Conservación de los Polinizadores, en paralelo con la Iniciativa Europea
que incluye la elaboración de un listado con las plantas silvestres y
melíferas de los agrosistemas europeos beneficiosos para la conservación
de los polinizadores silvestres.
Las “malas hierbas”
además albergan fauna beneficiosa, enemigos naturales de las plagas, y
son la base de la mejora fitogenética de los cultivos. También sirven de
alimento al ganado. Por no hablar de que muchas de ellas durante siglos
nos han servido de alimento o nos son útiles por sus propiedades
medicinales.
Las Buenas Hierbas
Amaranto, Bledo,
Moco de pavo, Cenizo, Trébol, Ortiga, Espinaca silvestre, Caléndula,
Hierbabuena, Menta, Clavel Silvestre, Madreselva, Diente de León, Malva,
Correguela, Cardillo, Colinabo, Manzanilla, Consuelda, Cerraja,
Pamplina, Lagartera, Amor del Hortelano, Acedera, Cardo Corredor,
Juncia, Verdolaga, Amapola, Ababol, Avena loca, Lechetrezna, Azucena,
Hoja de Santa María, Tártago, Hoja Callera, Hoja Vellosa, Zanahoria
Silvestre, Mostaza BLanca, Cardo.…desde aquí proponemos comenzar a
pensar en estas plantas como “Buenas Hierbas”. Y cambiar nuestra mirada
cuando las veamos… Fijarnos en ella, y quizá en los insectos a los que
alimentan, sin ellas no tendríamos cultivos ….Proponemos preguntar a
nuestros mayores utilidades culinarias o medicinales de estas plantas,
su sabiduría sobre ellas y sus múltiples usos puede sorprendernos.
Proponemos explicar a los más pequeños que todos los seres vivos cumplen
una función en los ecosistemas, y no son ni buenos ni malos, sino
diferentes e increíbles estrategias de la vida para sobrevivir… Y ser
responsables en la custodia del territorio en el que vivimos en nuestra
Sierra Norte, evitando el uso de químicos peligrosos.
Eva Hernández Jorge
SierraNorteLibredeTransgénicos –UniPosible
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Más información en:
Mientras escribíamos estas líneas, por primera vez en la historia, una sentencia en Estados Unidos ha determinado que el herbicida Glifosato es responsable de cáncer. Dewayne Johnson utilizó Roundup, y RangerPro – los herbicidas a base de Glifosato de Monsanto- cuando era jardinero en un colegio; ahora padece Linfoma no Hodgkin
(cáncer que afecta a los glóbulos blancos), y le han pronosticado dos
años de vida. Acusó a la multinacional Monsanto de ocultar la
peligrosidad del glifosato, y un Tribunal de San Francisco le ha dado la
razón, obligando a Monsanto a pagarle 289 millones de dólares de
indemnización. Monsanto se enfrenta a 5000 demandas similares en Estados
Unidos. El trabajo de Johnson consistía, entre otras cosas, en acabar
con las “malas hierbas” con un producto identificado como posible
cancerígeno por la OMS en 2015.
El
control de la vegetación es necesario en muchos casos. Pero no puede
hacerse poniendo en riesgo la salud de la población y el medio ambiente.
Diversas prácticas agronómicas ecológicas, el diseño y monitoreo, el
control biológico, mecánico y térmico, y la combinación de distintas
estrategias de manejo integral pueden evitar la proliferación hierbas
sin daños colaterales. El informe “Métodos Alternativos al uso del Glifosato y otros herbicidas”de Pesticide Action Network, recientemente publicado en Europa, por ejemplo, propone recomendaciones en este sentido.
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