Durante el pasado mes de abril, la Dirección General de Carreteras e Infraestructuras roció con herbicida las cunetas de la mayoría de las carreteras de la Comunidad de Madrid, coincidiendo con la época más lluviosa del año. Estas fumigaciones tan masivas no se habían conocido en años anteriores. En algunas zonas se ha afectado a pastos y cultivos colindantes. El compuesto más utilizado en este tipo de actuaciones es el glifosato. Algunas de estas fumigaciones se han llevado a cabo atravesando sin previo aviso ni señalización zonas urbanas, a pocos metros de viviendas, centros escolares y comerciales, dañando asimismo zonas verdes, con el riesgo que esto conlleva para la salud de las personas.
Diversos estudios sobre el glifosato, entre los que se encuentra el de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), dependiente de la OMS, de 20 de marzo de 2015, lo sitúan como producto "probablemente cancerígeno para humanos" y lo introduce en la lista de los productos y acciones de riesgo. Ante este riesgo, cada vez son más los Ayuntamientos de la Comunidad de Madrid que ponen límites al uso de herbicidas en ámbitos urbanos.
El tratamiento realizado ha coincidido con abundancia de lluvias en toda la región, con el consiguiente riesgo de contaminación de las aguas, que ha corrido por las cunetas arrastrando el herbicida a otros puntos, pudiendo afectar incluso a las masas de agua de abastecimiento. También se han fumigado algunas masas de agua directamente, sobre todo arroyos y alguna charca natural.
La normativa que regula el uso de estos productos (Real Decreto 1311/2012 de Uso Sostenible de Productos Fitosanitarios
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