Ana Zabaloy era maestra de una escuela rural en San Antonio de Areco,
Argentina. También fundadora del movimiento "Red federal de docentes por
la vida", en defensa de la salud y contra los agrotóxicos. A diario
veía en la escuela cómo los niños se enfermaban por la fumigación con
glifosato en campos de soya transgénica cercanos a la escuela. Decidió
proteger a los niños, apoyar a las familias para protestar, juntarse con
otros docentes para informar de los riesgos, denunciar la situación de
cáncer, malformaciones y enfermedad en que los ha puesto la siembra de
transgénicos. El 11 de junio pasado murió por las causas que denunciaba.
Un mes después, el movimiento tuvo su primer plenario nacional con
docentes de nueve provincias de Argentina, todos en escuelas en la misma
situación. (Darío Aranda, tinyurl.com/y5ez2gs6)
En Argentina,
tercer productor mundial de cultivos transgénicos, este movimiento se
suma a otros, como las asambleas de vecinos de pueblos fumigados, las
madres de pueblos fumigados, la red de abogados y la de médicos de
pueblos fumigados, y a las protestas de organizaciones sociales y
ambientalistas en áreas urbanas y rurales. La fumigación aérea de
glifosato y otros agroquímicos cada vez más tóxicos es un componente
esencial y sine qua non de la siembra de transgénicos en todos los
países donde se les permite proliferar. Es un cáncer que se extiende de
la mano de Bayer, Monsanto, Syngenta, Corteva (derivada de Dow-DuPont).
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https://www.lajornadamaya.mx/2019-08-19/Transgenicos-traen-cancer-y-muertes
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