Si se pudiera extinguir totalmente especies que una empresa o
institución considere dañinas ¿estaría justificado hacerlo? ¿Quién lo
decide? ¿Cómo afectará las cadenas alimentarias y los ecosistemas? El
arma ya existe y aunque está en prototipo, su desarrollo ocurre a un
ritmo vertiginoso, dejando muy atrás cualquier regulación de
bioseguridad y consideraciones ecológicas, éticas, sociales o económicas
de la gran mayoría.
Para poder avanzar con este enorme
riesgo tecnológico, la industria biotecnológica ha cambiado de táctica.
Unas pocas ONG internacionales promueven esta nueva biotecnología como
medio de “conservación de la naturaleza”, que proponen usar para
extinguir especies invasoras: ratones, insectos, malezas. Presentaron
también una moción al Congreso mundial de la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (IUCN) que se reúne del 1 al 10 de
septiembre en Hawái, para adoptar la biología sintética como herramienta
de conservación.
Frente a esto, 30 personalidades del
ámbito científico, ambientalistas, abogados, líderes indígenas y otros,
publicaron un llamado a poner un alto a estas propuestas y a la
tecnología de “impulsores genéticos”. Entre los firmantes –que incluyen
a Jane Goodall, David Suzuki, Vandana Shiva, Víctor Toledo, Alejandro
Nadal- están las presidentes de la Unión de Científicos Comprometidos
con la Sociedad, Elena Álvarez-Buylla, México y Angelika Hilbeck,
Alemania, de la Red Europea de Científicos por la Responsabilidad Social
y Ambiental (ENSSER).
...
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http://www.alainet.org/es/articulo/180073
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