domingo, 18 de febrero de 2018

Nuevas trampas transgénicas

A las empresas de transgénicos no les alcanza con tener el monopolio de las semillas comerciales e invadir nuestros campos y alimentos. Además, quieren cada vez menos regulaciones y de paso engañar a la gente con otros nombres para sus nuevas biotecnologías, intentando separarlas del rechazo generalizado a los transgénicos. Avanzan también agresivamente en el intento de manipular no solamente cultivos, sino también especies silvestres, para hacer ingeniería genética de ecosistemas, lo que podría provocar la desaparición de especies enteras.
 
Todos estos lineamientos estratégicos de la industria biotecnológica trasnacional se reflejan en la nueva normativa que la Comisión de Bioseguridad de Brasil (CNTBio) aprobó el 15 de enero de 2018. Con ella, la CNTBio abrió las puertas para que productos derivados de lo que llaman tecnologías innovadoras de mejoramiento de precisión, puedan ser considerados no OGM (organismos genéticamente modificados) y que lleguen al campo y a los consumidores sin pasar por evaluación de bioseguridad ni etiquetado.

La estrategia de que los productos de nuevas biotecnologías no se consideren OGM para evadir las leyes de bioseguridad no es nueva. En Estados Unidos ya se aplicó en algunos productos, como hongos manipulados con la biotecnología CRISPR-Cas9. En Europa, la discusión lleva un par de años y aún no se resuelve, aunque todo indica que la Unión Europea no permitirá que evadan la regulación, al contrario, podría resultar en cambios a las leyes para hacer evaluaciones de riesgo más exigentes, por las nuevas amenazas que éstas presentan.
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Más:
http://www.jornada.unam.mx/2018/02/17/economia/023a1eco

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