Cuando visitamos el “súper” para comprar nuestros alimentos, observamos frutas y productos agrícolas cada vez más grandes, con colores brillantes, espectaculares, provocativos, perfectos.  Nos preguntamos ¿así los produce nuestra naturaleza?,  pues no señores. 

Comparemos los bananos normales, las naranjas, el color de los limones tradicionales, su color amarillo, su tamaño pequeño, son agrios, agradables, tienen pepas o semillas y los comparamos con los transgénicos, éstos son grandes, verdes y demasiado perfectos… desgraciadamente, han sido manipulados genéticamente. ¿Cuál es la diferencia? El limón transgénico es grande, sin pepa o semilla, por lo tanto híbrido, insípido, duro, poco jugoso y lo negativo, sólo el 25% tiene propiedades nutritivas, el 75% restante es basura alimenticia, y así es en todos los demás productos como: soya, papa, tomate, maíz, papaya, manzana, jitomate, etc.