- EEUU concluye que el primer animal modificado para consumo no daña la salud ni el entorno
- Gracias a la biotecnología, crece el doble de rápido que los ejemplares salvajes
Gran
parte del maíz transgénico que Monsanto y otras empresas presionan para
plantar en millones de hectáreas en México, es el tipo que provocó
cáncer y otros daños a la salud (hígado y riñones, infertilidad, muerte
prematura) en ratas de laboratorio, según un reciente estudio científico
en Francia. El estudio ha sido objeto de muchos reconocimientos
científicos y también cuestionamientos. Pese a que las críticas vienen
de científicos ligados a la industria transgénica, es muy saludable que
se discuta este y cualquier otro experimento científico. Lo que es
enfermo y no se justifica en ningún escenario es que mientras tanto, se
autorice la siembra y consumo de maíz transgénico, sometiendo a la
población a esos riesgos.
Si el gobierno aprueba esas solicitudes,
México, por ser uno de los países de más alto consumo de maíz del mundo
–comemos maíz cada día, durante toda la vida– se transformará en un
gigantesco experimento de las transnacionales, las mujeres, niños y
hombres seremos sus ratas de laboratorio. Si comparamos en extensión de
vida, el cáncer y otros problemas empezarían a aparecer después de
varios años de consumo –probablemente antes en los niños.