Sus planes no han salido como deseaban. Cuando la industria agroquímica
decidió abrir nuevos mercados y dar el salto al ámbito biotecnológico,
no esperaba encontrar las barreras legales, sociales y políticas que le
están dificultando el camino. Tras conseguir que sus fertilizantes y
plaguicidas derivados del petróleo se constituyeran como elemento de uso
común en la agricultura intensiva, debían de pensar que no resultaría
difícil repetir la misma hazaña con los organismos genéticamente
modificados (OGM). Sin embargo, hoy por hoy la anunciada próxima revolución verde
todavía no ha llegado. Dos décadas después de que se comercializaran
las primeras semillas transgénicas en Estados Unidos y Canadá, los datos
reflejan una implantación sustancialmente inferior a la que Monsanto,
Syngenta o Bayer podrían haber imaginado.
...
Más:
http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article91486
No hay comentarios:
Publicar un comentario