A las empresas de
transgénicos no les alcanza con tener el monopolio de las semillas
comerciales e invadir nuestros campos y alimentos. Además, quieren cada
vez menos regulaciones y de paso engañar a la gente con otros nombres
para sus nuevas biotecnologías, intentando separarlas del rechazo
generalizado a los transgénicos. Avanzan también agresivamente en el
intento de manipular no solamente cultivos, sino también especies
silvestres, para hacer
ingeniería genética de ecosistemas, lo que podría provocar la desaparición de especies enteras.
tecnologías innovadoras de mejoramiento de precisión, puedan ser considerados no OGM (organismos genéticamente modificados) y que lleguen al campo y a los consumidores sin pasar por evaluación de bioseguridad ni etiquetado.
La estrategia de que los productos de nuevas biotecnologías no se consideren OGM para evadir las leyes de bioseguridad no es nueva. En Estados Unidos ya se aplicó en algunos productos, como hongos manipulados con la biotecnología CRISPR-Cas9. En Europa, la discusión lleva un par de años y aún no se resuelve, aunque todo indica que la Unión Europea no permitirá que evadan la regulación, al contrario, podría resultar en cambios a las leyes para hacer evaluaciones de riesgo más exigentes, por las nuevas amenazas que éstas presentan.
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http://www.jornada.unam.mx/2018/02/17/economia/023a1eco
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