Es
innegable que el magnate presidente, Donald Trump, utilizó para su
propio beneficio información sensible de la seguridad de su país
para fastidiar la carrera de su contendor y precandidato demócrata,
Joe Biden. Sin embargo, la historia del número dos de Barack Obama
no se puede ocultar con un dedo y el escándalo de corrupción de su
hijo Hunter en Ucrania sólo es la punta del iceberg. De hecho, como
habíamos analizado en investigaciones pasadas, Hunter Biden trabajó
en la junta directiva de una empresa de gas ucraniana cuando su padre
era vicepresidente. Todos, excepto el propio Joe Biden, vieron ese
acontecimiento como un conflicto de intereses. Así pues, en todo el
entramado han intervenido manos extranjeras, lo que explica, por
ejemplo, la salida en 2016 del fiscal ucraniano, Viktor Shokin, quien
se encontraba investigando supuestos pagos de la empresa de gas a
Hunter Biden. Se cree que Shokin fue retirado de su cargo por la
presión de varios funcionarios europeos pero, muy particularmente,
por el entonces vicepresidente Biden. Dicho de otro modo, el
hoy precandidato demócrata buscó ocultar casos de corrupción en
los que estaba involucrado su hijo,
usando el poder del gobierno norteamericano, algo similar a lo que
está haciendo Donald Trump en la actualidad.
No
obstante, la historia de Ucrania es tan solo una de las polémicas en
las que se ha visto involucrado Hunter Biden. En efecto, desde 2013
ha formado parte también de la junta directiva de BHR (Shanghái)
Equity Investment Fund Management Company, la cual fue fundada para
invertir capital chino fuera de sus fronteras. De acuerdo con
diversas investigaciones, Biden
hijo salió de China con 1.500 millones de dólares en un fondo
y utilizó el avión del vicepresidente Air
Force Two
para reuniones privadas. Estas actuaciones sólo hacen parte de una
cadena de corrupción en la que ha estado involucrado el menor de los
Biden y que quiere presentarse como una “víctima de persecución”
con el fin de ocultar la millonada que ha recibido por distintos
conceptos en diferentes partes del mundo. También es necesario
referenciar que durante la segunda campaña presidencial de Barack
Obama (2008), aparecieron reportes de prensa donde se publicó que
Biden hijo recibió honorarios de consultoría de la empresa de
servicios financieros MBNA entre 2001 y 2005, periodo en el que su
padre -en aquel entonces senador- impulsó una legislación que
dificultaría a los consumidores solicitar protección por
bancarrota. Es decir que Joe Biden estuvo elaborando leyes que a la
postre favorecieron a su hijo, quien cobraba millonarias sumas por la
emisión de conceptos económicos básicos.
Ahora
bien, el papel de Hunter Biden en Ucrania fue un claro caso de
tráfico de influencias. En efecto, el
menor de la familia recibió pagos mensuales de 83.333 dólares por
"asesorías",
una suerte de “figura ceremonial” amparada en el influjo de su
padre. De esa manera, se cree que la empresa del hijo del ex
vicepresidente recibió 3,4 millones de dólares en 18 meses a partir
de abril de 2014. Las pesquisas también dieron cuenta de un proceso
criminal en contra de la dueña de la empresa, la multimillonaria
Mykola Zlochevsky, por casos de lavado de dinero y violaciones de
impuestos. Sin embargo, como se mencionó con antelación, las
investigaciones han tenido diversos tropiezos toda vez que los
fiscales han sido continuamente presionados para ocultar información
que pueda comprometer a Biden hijo y de paso la carrera presidencial
de su padre.
Con
relación a lo anterior, en una conferencia de prensa de 2016, Joe
Biden dejó en claro y sin ruborizarse que Estados Unidos congeló un
crédito por 1.000 millones de dólares al gobierno ucraniano
del entonces presidente Petro Poroshenko, hasta tanto no se tomaran
medidas en contra del fiscal Viktor Shokin en cuya oficina existía
aparentemente casos de corrupción. Hoy se sabe con certeza que la
presión del gobierno norteamericano se debía a las investigaciones
que adelantaba Shokin en contra de la empresa en la cual trabajaba el
hijo de Biden. De esa manera, al retirar a Shokin de su cargo, se
anularon los presuntos cargos criminales en contra de Burisma, la
empresa de la cual Biden hijo recibía cuantiosas sumas sin realmente
trabajar. En este panorama se puede observar que la tan odiada
estrategia de presionar al gobierno ucraniano para que cumpla los
caprichos de la Casa Blanca so pena de dejar de recibir ayuda
económica, no es exclusiva de la administración Trump y que a pesar
de que Joe Biden quiera posar como una víctima, también utilizó la
política exterior para fines personales, en este caso, proteger a su
hijo de investigaciones penales.
En
ese sentido, la nación eslava se ha constituido como un comodín
para los gobiernos de Estados Unidos, toda vez que ponen en riesgo la
estabilidad económica y de seguridad de Kiev para cumplir con las
directrices de la Casa Blanca. Esta manipulación ramplona hizo parte
de la estratagema de Joe Biden para que su hijo pudiera salir bien
librado de las investigaciones en su contra. Sin embargo, a causa de
la visibilidad que ha adquirido el caso, la investigación ha tomado
un nuevo rumbo pues se ha logrado determinar que Hunter Biden no ha
sido la única figura extranjera en hacer parte de la junta directiva
de Burisma. En efecto, el expresidente polaco Aleksander Kwasniewsky
sigue siendo parte de ella y junto a él dos estadounidenses: el
exbanquero de inversiones Alan Apter y Joseph Cofer Black, un
exfuncionario de la CIA en la administración de George Bush. De
acuerdo con lo que pudo establecer la fiscalía ucraniana, todos
los miembros de la Junta Directiva incluido Hunter Biden recibieron
17 millones de dólares en pagos de honorarios
y el dinero puede tener un presunto origen oscuro, aunque no se ha
podido establecer con certeza.
Al
margen de la procedencia de las ganancias de Burisma y del posible
caso de evasión fiscal, lo cierto es que el papel de Biden hijo
resulta ser claramente una historia de corrupción. Esta aseveración
se sustenta en el hecho de recibir ganancias que superan los 80 mil
dólares por mes, “trabajando” desde Estados Unidos. En efecto,
la vida personal de Hunter Biden también es una muestra de
desórdenes y privilegios.
Además
de tener problemas con las drogas y el alcohol, es un asiduo
visitador de clubes nocturnos y según lo pudo confirmar una prueba
de ADN es el padre de un bebé que concibió con Lunden Roberts, una
bailarina del Mpire Club, en la zona de Dupont Circle, a pocas
cuadras de la Casa Blanca, donde fungía como “lobista”.
Adicionalmente, Biden
hijo fue acusado de fumar cack en estos clubes mientras ejercía en
la Junta Directiva de Burisma.
A sus escándalos personales se suman su expulsión de la marina al
dar positivo en una prueba de cocaína o la relación sentimental que
sostuvo con la esposa de su hermano mayor Beau Biden, muerto de
cáncer cerebral. Estos episodios dejan entrever, la injusticia
frente a millones de personas en el mundo que deben trabajar en
exceso para conseguir lo mínimo vital, mientras existen personajes
como Biden que obtienen ganancias por el simple hecho de ser el hijo
de una polémica figura pública.
De
otro lado, el intento del gobierno norteamericano de “fortalecer
lazos con Ucrania” luego de la crisis política desatada en 2014,
develó un entramado de corrupción ya habitual en la nación eslava.
La consecuencia inmediata es que el presidente ucraniano (cualquiera
que sea su partido y sus ideas) está presto a las órdenes de los
mandatos del Pentágono y sus socios occidentales. Aunque
aparentemente el nuevo fiscal Ruslan Riaboshapka se comprometió a
realizar auditorías a la empresa Burisma, se ha dejado de lado el
nombre de Hunter
Biden como posible infractor de la Ley ucraniana.
Esto demuestra una vez más el gran poder de influencia con el que
cuenta Joe Biden y cómo su aparato de partido está dispuesto a
desviar la investigación con el juicio político al presidente
Trump. De hecho, el propio Biden acusó al magnate-presidente de
manipular a su homólogo Volodomyr Zelensky para iniciar la
investigación en contra de su hijo o sino recortaría la ayuda a ese
país. ¿No fue exactamente lo mismo que hizo Biden en 2016 para
buscar que el fiscal Shokin fuera retirado de su cargo? No hay duda
que el modus
operandi
de los políticos corruptos es el mismo.
Para
resumir este truculento panorama, podríamos decir que las ambiciones
personales de la familia Biden llevaron a que uno de los hermanos
menores, Hunter, fuera incluido dentro de una polémica empresa de
gas ucraniana y que durante ese período recibiera millones de
dólares por concepto de “asesorías” que luego gastaba en
drogas, alcohol y prostitutas. El tráfico de influencias de Joe
Biden es una muestra de los graves problemas que tiene el sistema
político norteamericano cuyas actuaciones nepotistas y corruptas
hacen parte de los partidos tradicionales. En medio de este juego de
odios políticos está Ucrania, una nación que ha tenido que sortear
uno de los episodios más difíciles de su historia reciente en la
figura de una interminable guerra civil. En medio de este río
revuelto, Estados Unidos ha buscado convertir a Kiev en un satélite
de sus arbitrarias decisiones. Esperemos que las investigaciones
independientes continúen y se pueda demostrar que el hijo de un ex
vicepresidente se benefició de forma directa por motivos personales.
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