Su obra va más allá del puro concepto artístico o el deleite. Es una
invitación a detenerse delante de cada cartel, un altavoz para los
agricultores que batallan contra las multinacionales que apuestan por
los transgénicos y un altavoz para quienes sean capaces de escuchar sus
reivindicaciones.
Lo ha bautizado como WAM (World Agricole Museum -Museo Agrícola
Mundial-) y trata de recrear una antigua sala colonial para invitar al
visitante a reflexionar acerca del uso de la biotecnología en la
alimentación. «No tengo un rechazo ni por la experimentación, ni por el
avance científico, ni por las nuevas tecnologías», sostiene la autora,
Asunción Molinos. «Siempre y cuando no se utilicen como forma de dominio
económico y cultural, y se prueben realmente inocuas para la salud y el
medio ambiente», puntualiza.
Su exposición informativa ha sido fruto de una investigación
desarrollada durante cinco meses en Egipto. «Allí estudié el antiguo
museo de agricultura de El Cairo y la presencia de trangénicos en países
con una larga historia de sometimiento a poderes europeos», explica.
Trabajo al que siguieron tres meses de producción con el respaldo de la
Embajada de España en Cairo y una beca de movilidad de Matadero Madrid, y
cuatro meses más para testar su relación con el publico en una sala de
El Cairo.
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Más:
http://www.diariodeburgos.es/noticia/Z790B5844-CA5C-E38D-A8018B21E437F682/20150421/arte/transgenicos