Aproximadamente
a mediados de 2011 conocí a Evelyn. Mirando ahora viejas anotaciones,
supe que entonces tenía 16 años, recuerdo que al asistirla me dijo que
era tímida, que le costaba un poco comunicarse y que la mamá –se
llamaba Carmen y la acompañaba siempre-, era de hablar poco; que no
tenían casi amigos acá –en Capital donde estaban viviendo desde hacía un
tiempo en un departamento de un ambiente- y que sí chateaba con su
mejor amiga –Guillermina- que vivía allá en su lugar, la ciudad Monte
Maíz, Córdoba.
Puedo
agregar que era dulce, bella, que sí hablaba si se la esperaba y
escuchaba, que en ese momento se estaba haciendo las últimas sesiones de
radioterapia a raíz de un tumor renal muy agresivo que la afectaba y
que, lamentablemente, su posibilidad de curarse ya era casi nula al
conocerla.
Hoy,
a casi cuatro años, me viene a la mente una vez más esa mañana de 2011
que me encontraba pegando afiches para difundir la primera charla que se
haría en el Hospital Garrahan sobre “Agrotóxicos y Salud”, a cargo del Dr. Medardo Ávila Vázquez:
y una voz por detrás me dice: “sabes que ahora que te veo pegar eso…siempre pensé que esos venenos nos estaban enfermando”…cuando me di vuelta para saber quién me hablaba, confirmé que era la mamá de Evelyn que, con su hija del brazo ya muy decaída, débil, estaba haciendo uno de los tantos periplos que deben hacer pacientes y familiares en sus días de hospital. Y sin duda era una de esas precisas observaciones que nunca nadie, hasta el relevamiento sanitario a cargo de Medardo Ávila Vázquez y equipo, había prestado atención ni ofrecido respuesta acorde a lo que allí sucedía.
...
Más:
No hay comentarios:
Publicar un comentario