¿Daño moralmente inaceptable?
El glifosfato es el herbicida preferido para el cultivo de la soya
transgénica. Diversos estudios en varios países, como Argentina y
Estados Unidos, han demostrado a cabalidad que es una sustancia que
ocasiona problemas de salud considerables en quienes se encuentran
expuestos a él.
El titular de la Comisión Nacional del Agua,
Vicente Elías Moreno Góngora, ha declarado en Campeche que, al menos en
el caos de la región conocida como Los Chenes “los niveles de
contaminación están dentro de la norma y por consiguiente, no
representan ningún peligro para la salud de las personas que ingieren el
agua”. Ha dicho también que “el agua sí presenta cierto grado de
contaminación, pero no lo suficiente para asegurar que es imposible de
ingerir, ya que se encuentra dentro de los parámetros permisibles a su
consumo”.
Mientras los mayas de Campeche reclaman una consulta
más seria para determinar si se debe o no autorizar el cultivo de soya
transgénica en el estado, los apicultores de toda la península se oponen
clamorosamente a la introducción de ese organismo genéticamente
modificado, y los gobiernos estatales de Yucatán y Quintana Roo exploran
estrategias para declarar a esas entidades zonas libres de organismos
transgénicos; las agencias del gobierno federal responsables del
desarrollo rural, del agua y del medio ambiente (al menos la Semarnat,
aunque con la oposición de la Conabio y la Conanp) parecen empeñadas en
lograr que se introduzca de manera definitiva la soya transgénica en la
región.
...
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https://www.lajornadamaya.mx/2017-08-02/Glifosfato-y-los-clavos-del-ataud-del-campo
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