Espera,
pero nadie aparece. Así decide explorar por su cuenta. Entra en una
gran sala en la que se puede observar la infraestructura del
laboratorio: mesas en las que hay bisturíes, tubos de vidrio, productos
químicos y equipos de operaciones para estudios de patología.
Inmediatamente reacciona, deseando salir de aquella sala. Un enorme
hedor llena el ambiente. Un sistema de rociado de agua está pulverizando
agua sobre las jaulas con ratones, ratas y perros. Las ratas se
encuentran en un charco: agua mezclada con excrementos de animales que
cubren el suelo. Entonces, usted descubre que un técnico que sostiene un
envase con gas adormecedor corre detrás de las ratas. Usted sale de la
sala y vuelve a entrar en el espacio de recepción, donde el que le
recibió con anterioridad está telefoneando a la policía diciendo que hay
un intruso en el laboratorio, usted.
Esto
podría ser el comienzo de una novela de ciencia ficción: locos que
manejan un peligroso laboratorio financiado por el Gobierno y la
Industria.
...
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