En
el segundo semestre de 2016, Nicaragua celebró la instalación de un
laboratorio de producción de vacunas conocido como el proyecto
Mechnikov. La planta inició sus operaciones en abril de 2018 y
espera convertirse en un centro de producción de medicinas único en
la región. En efecto, el Laboratorio Latinoamericano de
Biotecnología (nombre con el que también se conoce) tiene la
capacidad de producir 30 millones de dosis de vacunas al año
(https://www.tn8.tv/nacionales/447935-planta-produccion-vacunas-mechnikov-esta-lista-funcionar/),
una cifra realmente importante si se toma en consideración la
demanda continental. Con el proyecto, el gobierno de Managua busca
convertirse en pionero de la producción de tecnología de salud
según lo estipula en su plan de desarrollo y al mismo tiempo,
pretende profundizar en los escenarios de integración
latinoamericana. De hecho, se espera que la producción de vacunas y
medicamentos pueda beneficiar a la población del subcontinente, pues
como reconoció el presidente Daniel Ortega: La planta “aportará
mucho en la salud no solo de la población de Nicaragua, sino de las
familias de otros países centroamericanos y latinoamericanos”
(http://www.granma.cu/mundo/2016-10-23/nicaragua-y-rusia-inauguran-fabrica-de-vacunas-unica-en-la-region-23-10-2016-22-10-32).
Así las cosas, el laboratorio significa una esperanza para la
producción de vacunas accesibles a las comunidades marginadas.
No
obstante lo anterior, el proyecto ha recibido fuerte oposición por
parte de compañías farmacéuticas multinacionales, principalmente
las de origen norteamericano, quienes empleando competencia desleal
han pretendido mellar los avances conseguidos. Desde la perspectiva
de estas multinacionales de la salud, el ingreso de nuevos actores en
la producción de vacunas puede resultar contraproducente para su
equilibrio financiero, pues las altas ganancias a las que estaban
acostumbradas pueden reducirse sustancialmente. En este escenario,
comienza a fraguarse una nueva intervención geopolítica
fundamentalmente por parte de la Casa Blanca, que pretende evitar a
toda costa el desarrollo de proyectos de integración alternativa.
Actualmente las grandes farmacéuticas buscan controlar la oferta y
demanda de los productos para así ejercer presión sobre los
gobiernos y en el fondo sobre la población. Por ese motivo, el
proyecto Mechnikov que no entiende la salud como una mercancía sino
como un derecho, se ha convertido en la piedra en el zapato de las
empresas de salud estadounidenses y demás farmacéuticas europeas
confabuladas en el mismo propósito.
Diversas
estrategias ha empleado el gobierno de los Estados Unidos para
boicotear la empresa binacional. En primera instancia, mediante la
producción de noticias falsas como el rumor de un supuesto “colapso”
de la fábrica de vacunas por la falta de pago a los empleados de la
constructora nicaragüense que se encargó de adecuar el edificio.
Según estas cuestionables afirmaciones, la financiación de 24,5
millones de dólares aportados no fue suficiente, pues afirman que el
proyecto generó un sobrecosto de 10 millones de dólares
(https://www.laprensa.com.ni/2017/10/26/politica/2320665-mechnikov-al-borde-del-colapso).
Sin embargo, las cifras de producción de vacunas y los aportes
generados a la investigación médica, desmienten ese tipo de
noticias que buscan desprestigiar lo conseguido. Todo hace parte de
un artilugio mediático para torpedear las búsquedas independientes
y soberanas de alternativas para el mejoramiento de la salud pública
en América Latina.
La
segunda y más agresiva estrategia empleada por el gobierno
norteamericano es la utilización del ex director de la agencia
Vitali Granovski para la difusión de falsa propaganda. El
exfuncionario se ha convertido en un auténtico “ventilador” de
supuestos casos de corrupción al interior del laboratorio, algo que
en lo absoluto ha sido comprobado. Patrocinado por los dueños de las
grandes farmacéuticas, Granovski propaga rumores y noticias
tergiversadas sobre el proyecto con el fin de evitar su consolidación
como alternativa en la producción de vacunas en el continente, pero
su comportamiento deja mucho que desear como se comprueba en la
información del siguiente enlace:
El
propósito es que a través de estas fake
news,
los gobiernos de la región tengan desconfianza del proyecto y no
impulsen los escenarios de cooperación pertinentes. Sin embargo, el
laboratorio Mechnikov es una oportunidad sin parangón para reforzar
los lazos de hermandad entre las repúblicas latinoamericanas, algo
que el gobierno de los Estados Unidos y las multinacionales
farmacéuticas pretenden minar por medio de empleados pagados como el
mencionado ex director de la agencia.
A
pesar de la presión y la fuerte resistencia por parte de las
empresas de medicamentos occidentales, el Laboratorio Latinoamericano
de Biotecnología busca convertirse en un referente para la
producción de vacunas en el mundo. En efecto, el propósito del
gobierno del presidente Daniel Ortega, es convertirse en la punta de
lanza de la fabricación moderna de vacunas y otras medicinas con el
fin de abastecer su mercado doméstico, pero además en la generación
de excedentes para los países vecinos. El laboratorio fortalecerá a
las instituciones médicas nicaragüenses en la producción de curas
a enfermedades endémicas del continente como el dengue, Chikunguña
y la fiebre amarilla, así como a la infección parasitaria de
Chagas, situación que muestra un claro beneficio para los pobladores
del continente
(http://www.clarindecolombia.info/index.php/noticia/66-destacadas/966-alta-tecnologia-en-la-proteccion-de-la-salud-latinoamericana).
El proyecto es una nueva esperanza para la investigación moderna de
nuevas epidemias y un camino claro y despejado para la integración
de América Latina pues se espera que científicos de todo el
continente puedan tomar parte de los avances médicos.
La
finalidad del proyecto Mechnikov es la independencia real y la
creación de un espacio de autosuficiencia para el abastecimiento de
medicamentos de primera calidad. Actualmente, como en otros ámbitos
de la economía, los países latinoamericanos compran medicamentos
-generalmente a altos costos y a farmacéuticas norteamericanas- para
suplir la demanda que en algunos casos no logra ser cubierta. Por esa
razón, el laboratorio latinoamericano es una oportunidad real para
mitigar la dependencia y equilibrar paulatinamente la balanza de
poder (http://spbniivs.es/comite-tecnico-abre-nuevos-horizontes/).
Con la producción local que propone el laboratorio, la compra a las
multinacionales de la salud se vería reducida y con ello los países
de América Latina tendrían un mayor poder de negociación. No de
otra manera se explican los obstáculos que desde distintos medios
(políticos, económicos y de comunicación) se han buscado imponer.
Los rumores referencian este u otro problema financiero del
laboratorio, pero no manifiestan con la misma energía los altísimos
progresos conseguidos.
En
efecto y en relación con lo anterior, gracias a los productos,
trabajos e investigaciones, la Organización Panamericana de Salud,
reconoció durante la conferencia Internacional “Cuba Salud 2018”,
al Laboratorio de Biotecnología Latinoamericano como un epicentro en
el desarrollo de altos estándares en la producción de vacunas y
medicamentos
(http://www.granma.cu/economia-con-tinta/2018-04-26/invertir-en-salud-la-mejor-apuesta-26-04-2018-22-04-02).
La conferencia reconoció a los temas de salud como uno de los
principales rubros para la inversión en América Latina y uno de los
sectores con mayor proyección para la integración de los pueblos.
Por tal motivo, la Casa Blanca observa con alta desconfianza el
proyecto pues significa un desafío real a sus intereses en los
mercados de los países del sur. De hecho, de consolidarse como una
alternativa, la fábrica de vacunas podría generar también grandes
aportes para el mejoramiento de la salud en el continente africano,
hecho que aumentaría la suspicacia del gobierno del norte para quien
toda acción humanitaria es contraria a sus intereses. Un mundo sin
la dominación económica de Estados Unidos significaría una
esperanza para las poblaciones históricamente excluidas.
Lo
más preocupante del asunto desde la perspectiva estadounidense es
que el proyecto Mechnikov puede promover el interés de otras
naciones latinoamericanas para la construcción de este tipo de
fábricas en aras de la producción de sus propios medicamentos. El
respaldo público para la construcción de centros de investigación
en vacunas resulta clave para impulsar procesos de independencia
económica y estudios específicos que se adapten a cada país
latinoamericano. No obstante, en la actualidad los laboratorios que
producen vacunas en la región no están capacitados para competir en
el contexto mundial dominado por las multinacionales y de acuerdo con
ciertas investigaciones, corren el riesgo de ser desplazados por
completo del mercado pues la inversión de los gobiernos no se
compara a las fuertes cantidades invertidas por el puñado de
compañías que dirigen el mercado de salud
(http://iris.paho.org/xmlui/bitstream/handle/123456789/8529/4n4a1.pdf;sequence=1).
Además, varias farmacéuticas so pretexto de “impulsar el
desarrollo de vacunas en países del sur” han generado procesos de
colonización que rompen con la unidad que se busca promover.
Todo
el panorama descrito puede resumirse bien en dos intenciones
contrarias. La primera de ellas son las motivaciones de las grandes
farmacéuticas que se centran en mantener la posición dominante en
el mercado regional latinoamericano desde donde pueden seguir
ejerciendo una narrativa de dominación. El propósito es impulsar la
“necesidad” de compra a estas fábricas, cerrando los mercados e
impidiendo el surgimiento de alternativas como se ha hecho hasta el
momento. Estas empresas sin escrúpulos han manipulado medios para
difundir rumores sobre los laboratorios independientes. La otra
intención es la búsqueda de un proyecto de mejoramiento de las
relaciones de los países latinoamericanos que pretenden promover
canales para superar las crisis de salud que sacuden el continente
(https://www.infobae.com/america/america-latina/2017/06/24/los-mapas-de-zonas-con-riesgos-de-epidemias-donde-latinoamerica-aparece-en-rojo/).
Los brotes de ébola, fiebre amarilla y otras enfermedades pueden
encontrar curas si se permite el desarrollo de acuerdos de
cooperación conjuntos. Por esa razón, el laboratorio Mechnikov es
un puente de integración continental si las naciones
latinoamericanas toman la decisión de pasar por encima de los
mezquinos artilugios de Estados Unidos y demás farmacéuticas
europeas complotadas para romper con toda forma de unidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario