Durante 2019 en el Estado español se permitió el uso de 33 plaguicidas que están prohibidos por su peligrosidad, 13 de ellos son disruptores endocrinos. Así arranca un informe publicado por Ecologistas en Acción que advierte de los peligros para nuestra salud y para el medioambiente de permitir año tras año el uso de sustancias que deberían ser excepcionales. Te lo contamos en esta entrada.
El plaguicidas 1,3 dicloropropeno es una sustancia que están prohibidas debido a su alta toxicidad y a la amenaza que suponen para la salud y el medioambiente. Se utliza para acabar con plagas de gusanos pero su uso no está permitido por estar clasificado como cancerígeno por la IARC. Además, es mortal si se ingiere o entra en las vías respiratorias.
Sin embargo, año tras año las autoridades españolas permiten su utilización mediante autorizaciones excepcionales, sin que esté justificada la existencia de una plaga ni la falta de sustitutos eficaces.
Según la ley, los plaguicidas prohibidos se pueden autorizar en situaciones excepcionales de emergencia fitosanitaria que requieran controlar un peligro que no pueda gestionarse por otros medios razonables. Estas autorizaciones excepcionales deberán estar científicamente justificadas, serán para usos concretos y durante un plazo de tiempo limitado no superior a 120 días.
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