Ciudad de México, 1 de octubre (SinEmbargo).– Era septiembre de 2012. Se cumplían casi tres meses de su triunfo presidencial, cuando Enrique Peña Nieto anunció la incorporación a su equipo de transición de Francisco Bolívar Zapata, un científico y académico reconocido a nivel internacional por haber ganado el Premio Príncipe de Asturias en 1991 y por ser uno de los promotores de la introducción de transgénicos en el país, una tecnología —que advierten organizaciones— pone en riesgo la biodiversidad y la salud de las personas.
Por ese entonces, la organización Greenpeace señaló que con su llegada al naciente Gobierno se estaría allanando el camino para garantizar la liberación del maíz transgénico y recordó, precisamente, su labor para impulsar la Ley de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM), la cual contempla tres tipos de casos de liberación: la experimental, la piloto y la comercial.
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