Y es que luego de la publicación del decreto presidencial del pasado 13 de febrero, se confirmó el interés del país por transitar hacia una dieta saludable y libre de sustancias peligrosas. Con dicha iniciativa, se prohibió la adquisición del maíz genéticamente modificado para hacer masa y tortilla. Asimismo, la reducción gradual de la importación de glifosato.
En la conferencia de prensa, “Un México sin maíces transgénicos: hacia una propuesta trinacional”, Mercedes López –directora de la Asociación de Consumidores Orgánicos (ACO)– indicó que estas empresas forman alianzas con los gobiernos para presionar a las naciones a sembrar e importar maíces plagados de agrotóxicos. “Ellos conciben al maíz como mercancía y a través de sus intereses mercantiles pretenden despojar a la población de sus maíces ancestrales y contaminarlos”.
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