Los cables revelaban que funcionarios estadounidenses ejercían presiones financieras, diplomáticas y con frecuencia militares en favor de Monsanto y otras empresas de biotecnología.
Estos cables fueron seguidos por revelaciones de que los préstamos de
Estados Unidos, el Banco Mundial y el FMI «abrieron Ucrania a grandes
incursiones corporativas», escribe Joyce Nelson en “The Ecologist” y también en “Counterpunch”.
«Las condiciones de los préstamos están obligando al país,
profundamente endeudado, a abrirse a los cultivos transgénicos y a
levantar la prohibición de que el sector privado posea tierras. Las
empresas estadounidenses están exultantes ante la ‘mina de oro’ que les
espera»[1].
Más:
https://www.elviejotopo.com/topoexpress/los-ecologistas-tienen-una-enorme-deuda-con-julian-assange/
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