Definitivamente, el futuro de la alimentación no es lo que era. Al
menos en lo que agricultura industrial se refiere. Monsanto, el villano
más conocido de la agricultura transgénica, podría pronto desaparecer
del escenario con ese nombre, si se autoriza su compra por parte de
Bayer –aunque sus intenciones serán las mismas. Las fusiones
Syngenta-ChemChina y DuPont-Dow siguen también bajo escrutinio de las
autoridades anti-monopolio en muchos países. Si se concretan, las tres
empresas resultantes controlarán 60 por ciento del mercado mundial de
semillas comerciales (incluyendo casi 100 por ciento de semillas
transgénicas) y 71 por ciento de los agrotóxicos a nivel global, niveles
de concentración que superan ampliamente las reglas antimonopolio de
cualquier país.
Estas megafusiones tendrán muchas
repercusiones negativas a corto plazo: aumento notable de precios de
insumos agrícolas, más disminución de innovación y de variedades a
disposición del mercado, mayores limitaciones al fitomejoramiento
público y aumento de agrotóxicos en los campos –y por tanto en
alimentos- para poder seguir vendiendo semillas transgénicas, aunque
hayan provocado resistencia en decenas de plantas invasoras y haya que
subir dosis y agregar mezclas con agroquímicos aún más tóxicos. Para
esas empresas, su mayor negocio es vender veneno, o sea que si no se lo
impiden, este será el curso de acción.
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http://www.alainet.org/es/articulo/186139
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