El 15 de enero de 2021, Liu Jin, un chofer de 45 años, de la
plataforma de reparto de comida de Alibaba en la ciudad de Taizhou en
China oriental, se prendió fuego a sí mismo en protesta por los salarios no pagados.
“Quiero que me devuelvan el dinero producto de mi sangre y sudor,” dijo
el señor Liu en un video que fue ampliamente compartido en las redes
sociales.
Mientras tanto, en India, millones de
agricultores se negaron a desocupar las calles de Nueva Deli. Han
estado protestando durante meses, desafiando de manera decidida el
intento del gobierno central de imponer reformas que los pondrían a merced de los gigantes corporativos.
Las
dos protestas, tan diferentes en forma, tienen en común algo
fundamental. Cada una expresa la indignación por la toma de control de
los sistemas alimentarios por parte de las compañías tecnológicas más
grandes y más ricas del mundo. En China, Alibaba encabeza una masiva ola
de inversiones y adquisiciones en el sector alimentario por parte de
las compañías tecnológicas. Hace muy poco tiempo pagó 3 600 millones de
dólares para adquirir la cadena de hipermercados más grande del país. En
India, compañías como Amazon y Facebook realizan operaciones similares
para controlar la distribución de alimentos y el comercio minorista
mediante comercio electrónico, lo que explica, en gran medida, el deseo
del gobierno central de desmantelar las protecciones de mercado para los
agricultores.
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