Un estudio descubre plaguicidas en el polvo de dormitorios cercanos a zonas agrícolas intensivas. España está en el grupo de países europeos con cantidades mayores de este tipo de contaminación.
El riesgo de la deriva de plaguicidas
La agricultura intensiva sigue siendo el modelo de producción de alimentos dominante en la UE, lo que expone a las personas que viven en las zonas rurales cercanas a unas 400.000 toneladas de plaguicidas cada año.
Aunque existen diferentes métodos de aplicación de plaguicidas, la pulverización es el más frecuente y también el que más expone a la población vecina por efecto de la deriva.
La «deriva» es la cantidad de plaguicida que no se deposita en el campo tratado. Algunos plaguicidas pueden evaporarse con facilidad y recorrer largas distancias antes de condensarse. Otros pueden unirse a partículas de suelo y ser arrastrados por el viento.
Los animales silvestres sufren los efectos negativos de esta deriva que favorece que los plaguicidas lleguen a los «organismos no objetivo», como abejas, mariposas, aves o anfibios.
Los seres humanos también pueden convertirse en «organismos no objetivo». Tanto agricultoras como residentes en las zonas rurales están expuestas a plaguicidas a diario. Numerosos estudios epidemiológicos asocian residir cerca de tierras cultivadas de forma intensiva con un mayor riesgo de cáncer, abortos, malformaciones y deterioro cognitivo.
Los modelos de cálculo que predicen la deriva de plaguicidas no están actualizados ni suficientemente corroborados por datos reales que muestran graves daños a naturaleza cerca de las zonas de aplicación.
Análisis del polvo de los dormitorios
El polvo doméstico se considera un buen indicador de la exposición a las toxinas ambientales de diferentes orígenes.
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