lunes, 24 de agosto de 2015

La lucha contra los transgénicos

Cuando el planeta Tierra se convierte en el enemigo a vencer por la Humanidad, quedamos atrapados en una guerra ecológica que destruye los recursos naturales de nuestros territorios. Así, cada gota de sangre que carcome la semilla fértil del verdoso pasto, va dejando crecer la mala hierba que envenena los sueños orgánicos cultivados por los campesinos, y los transforma en una máquina de pesadillas para el beneficio económico de las multinacionales.

Dicen que nada es gratis en la vida. Todo tiene un precio que nunca pondera el costoso daño ambiental que estamos perpetrando a escala global. El sol lo aclara y la luna lo oscurece. No obstante, la Naturaleza siempre paga las consecuencias del caótico proceso de industrialización del siglo XXI, que nos mantiene inmersos en un gigantesco ecocidio por descubrir. Las amargas experiencias se originan con la histórica deforestación de los bosques para colonizar el trono del rey, pasando por los salvajes derrames petroleros que yacen en las costas de los océanos, y llegando hasta el siniestro cultivo de transgénicos que florece en un matorral de ignorancia.

Precisamente, lo transgénico se refiere a un organismo vivo al que se le agregan genes exógenos para modificarlo, y así alcanzar nuevas propiedades que no fueron desarrolladas naturalmente. De allí, que los alimentos transgénicos emplean la ingeniería genética, vista como la tecnología que se encarga de controlar, manipular y transferir el ADN de un organismo a otro, con el fin de crear nuevas especies y fabricar distintos compuestos. De tales alteraciones químicas, se produce el maíz y la soja transgénica que muchísimas personas están dispuestas a consumir, sin medir el nefasto riesgo para la salud humana.
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Más:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202403

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