martes, 25 de agosto de 2015

¿Necesita México a Monsanto?

Desde 2013 y gracias a una demanda colectiva, estaban detenidos los permisos para que empresas como Monsanto sembraran maíz transgénico en México. Este 19 de este agosto, el juez duodécimo de distrito de materia civil del primer circuito, Francisco Peñaloza Heras, resolvió suspender esta prohibición. Aparentemente los argumentos presentados por diferentes científicos, a través de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS), no fueron tomados en consideración por el mencionado magistrado. Poner en manos de transnacionales el alimento más importante del país, no sólo provocará una mayor dependencia alimentaria y económica; los maíces nativos se contaminarán (cerca de 60 tipos diferentes), seguramente muchos desaparecerán; el efecto en la cultura profunda del maíz será catastrófico.

 Ya en octubre de 1999 comenté en este mismo diario (“Liberación de organismos transgénicos en el medio ambiente: ¿revolución o involución?”) que “los recursos genéticos de un país son importantes y estratégicos por tres razones: 1) para preservar la diversidad genética; 2) para detener la erosión genética (las razas de maíz que existen en México, junto con los teocintes, constituyen una fuente de variabilidad genética, útil en caso de que los maíces “mejorados”, con su alta uniformidad genética, sean atacados por plagas o enfermedades; su pérdida constituiría una erosión genética irrecuperable, y 3) para asegurar el futuro alimentario del país.  Deben tomarse en cuenta también los derechos de las comunidades campesinas e indígenas sobre esos recursos, ya que llevan miles de años mejorándolos; no es fortuito que se encuentren en nuestro territorio parientes silvestres de cultivos como el maíz, el frijol, el jitomate y el aguacate, entre otros”.
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Más:
http://www.alainet.org/es/articulo/171893

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