A poco de asumir en el gobierno municipal, las autoridades de la Intendencia de Montevideo decidieron poner bajo análisis el decreto que obliga a las empresas a etiquetar los alimentos
que contienen componentes transgénicos. Luego de unos meses de
análisis, y de un freno en la exigencia de que los productos tuvieran
una "T" enmarcada en un triángulo amarillo, el decreto no sufrió
modificaciones. Sin embargo, existe a nivel general un vacío normativo,
por el que quedan fuera de esa regulación y de la nacional aquellos
alimentos cuya materia prima y producción se dan en el exterior pero que
se comercializan en el país.
El problema
radica en que en Uruguay se realiza un control sobre los eventos
transgénicos de soja y maíz –también llamados organismos genéticamente
modificados (OGM)– que se plantan en el país, 11 de maíz y 5 de soja
según el listado actual del Gabinete Nacional de Bioseguridad, pero no
sobre aquellos productos que provienen del exterior, elaborados con
otros tipos, por ejemplo de soja, o de canola transgénica. Es decir que,
solo se analiza y exige un etiquetado a los autorizados, pero no para
todo el resto. Y, solo en maíz se conocen 138 eventos.
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