Un grupo de biólogas averiguó en la
sangre de madres y niños de la zona frutícola del Alto Valle que los
plaguicidas tienen impacto en los bebés nacidos de madres que, durante
el tercer trimestre de su embarazo, estuvieron expuestas a las
fumigaciones.
Natalia Guiñazú es
quien describe el valle de manzanas y venenos a APe. Es bióloga y
científica y, junto a María Gabriela Rovedatti, María Martha Quintana,
Berta Vera y Gladis Magnarelli (investigadoras de la UBA y Universidad
del Comahue), ratificaron que el modo de producción del Alto Valle
necesita de la pulverización de cientos de toneladas anuales de
agrotóxicos. Que determinan huellas imprevisibles en el nacimiento y el
desarrollo futuro de los niños.El Alto Valle es un mar de manzanas que supo ser paraíso. Entre Río Negro y Neuquén hay pueblos pequeños rodeados de chacras. Con escuelas rurales y niños cotidianos pegados a esas chacras. La vida y el veneno se funden bajo el sol y el cultivo. Las madres conciben y paren, las derivas las alcanzan cuando el viento viene de allí, los niños crecen en un juego natural entre sembrados y alrededor de los agroquímicos, sus familias viven donde trabajan.
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https://www.ecoportal.net/temas-especiales/madres-fumigadas/
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