Ahora resulta que el gobierno federal (el Senasica, para ser precisos)
se encuentra con que el cultivo de soya transgénica entraña riesgos
inadmisibles para el medio ambiente, y decide dar marcha atrás a los
permisos ya emitidos para llevarlo a cabo. Se han dado cuenta de que hay
más hectáreas cubiertas por este cultivar que las que supuestamente se
encontraban autorizadas. A riesgo de mezclar metáforas, quieren meter de
nuevo al genio en la botella, cerrar el pozo con el niño ahogado.
La
verdad es que no pueden llamarse a sorpresa: los tres estados de la
península de Yucatán llevan años oponiéndose a que se utilice su
territorio para alimentar los negocios de Bayer/Monsanto, pero el
gobierno federal, hasta ahora, parecía estar apoyando sin cortapisas al
agronegocio: alegaron con insistencia la inocuidad de la soya
transgénica, se defendieron ante los múltiples juicios de amparo
promovidos por ejidos y comunidades mayas de Campeche y Quintana Roo, y
promovieron una controversia constitucional contra el decreto emitido
por el Gobierno del estado, con base en un argumento “legaloide” que
interpreta la constitución desconociendo el principio de facultades
concurrentes, principio que permitiría a las entidades subnacionales
tomar decisiones genuinamente soberanas acerca de lo que acontece en sus
territorios.
...
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https://www.lajornadamaya.mx/2017-11-29/Soya-transgenica--lo-risible-de-su-retroceso
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