La Fundación Bill y Melinda Gates pagó a una empresa de relaciones públicas, Emerging Ag,
la cantidad de 1,6 millones de dólares para contratar los servicios de
expertos e investigadores con el fin de manipular el proceso de toma de
decisiones en la ONU sobre la genética dirigida, de acuerdo con los
correos obtenidos a través de solicitudes de Libertad de Información
(FOIA).
La genética dirigida es una nueva tecnología de extinción genética
muy controvertida. Se ha propuesto como una forma potencialmente capaz
de erradicar los mosquitos de la malaria, las plagas que afectan a la
agricultura, a las especies invasoras, así como también para potenciales usos militares.
Emerging Ag se autodenomina “una firma de consultoría internacional especializada en servicios de comunicaciones y asuntos públicos”. Su presidente y fundador es Robynne Anderson, es director de comunicaciones internacionales de CropLife, un grupo de presión de la Industria Biotecnológica, semillas y plaguicidas.
Los correos electrónicos obtenidos mediante la FOIA revelan que el proyecto coordinado por Emerging Ag fue bautizado como la “coalición de patrocinadores y simpatizantes de investigación de la Genética Dirigida”. Estaba
formada por tres miembros de un comité de la ONU llamado Grupo Especial
de Expertos Técnicos en Biología Sintética (AHTEG), más un grupo más
amplio formado por 65 científicos y responsables políticos reclutados de
manera encubierta, pero aparentemente independientes, todos coordinados
por un número aún mayor de responsables gubernamentales (principalmente
de países de habla inglesa), asesores de relaciones públicas,
académicos y miembros de varios proyectos financiados por Bill Gates.
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