-Profesor Olarieta, ¿por qué los alimentos transgénicos no acabarán con el hambre en el mundo, principal argumento de sus defensores para promocionarlos?
Porque el hambre y la malnutrición “sólo” son un síntoma del problema real, que es el sistema socio-económico capitalista en el que vivimos.
Acabar con el hambre en el mundo ya fue la promesa de la la llamada Revolución Verde y 50 años después la cuestión todavía está pendiente, entre otras razones porque esta “revolución” fue un velo para tapar y desactivar las demandas de reforma agraria que se extendían en aquel momento por muchos países, igual que ahora los transgénicos mantienen el espejismo tecnológico de un futuro mejor para no afrontar los problemas socio-económicos de fondo.
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