domingo, 17 de febrero de 2013

México: Los transgénicos de Carlos Slim y Bill Gates

por Javier Hernández Alpízar
Sábado, 16 de Febrero de 2013 20:22

De manera que no es una obra filantrópica de magnates sino un proceso de expropiación de saberes indígenas y campesinos y un negocio redondo con el monopolio de semillas y biotecnologías nocivas para el planeta y para los seres humanos.

Carlos Slim, Bill Gates y la Fundación Rockefeller se aprestan a inundarnos de maíz y trigo transgénicos desde Texcoco, apenas a un ladito de Atenco.
No. No está usted leyendo los memes de un fanático de los complots. Slim lo pregona por Unonoticias: “Impulsan Gates y Slim investigación para impulsar alimentos”. Más allá de sus diferencias idiosincrásicas (Gates opina que los multimillonarios deben donar mucho dinero a fundaciones filantrópicas, Slim opina que no), se unen en la labor de intoxicarnos de transgenes.

Terra lo informó con una nota de la agencia Reuters: “Magnates Slim y Gates abren la chequera para mejorar maíz y trigo”.[1] Con el lenguaje zalamero que les gusta a esos medios corporativos, llaman todo el tiempo a los multimillonarios “filántropos” y “magnates”. Bueno, AMLO ha dicho que Slim es el empresario más austero que ha conocido. Ese hombre admirado por López Obrador, Carlos Slim, junto con el dueño de Microsoft, va a “financiar el desarrollo de granos de maíz y trigo más resistentes que garanticen la seguridad alimentaria y reduzcan la pobreza en los países en desarrollo.” Y para ello, “inauguraron el miércoles (13 de febrero) las nuevas instalaciones del Centro de Investigación para el Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT), con sede en las afueras de la pequeña ciudad de Texcoco, al este de la capital mexicana.”
Este hecho, dice la nota propagandística, nos saca del siglo XX (con unos años de retraso) y nos pone en el siglo XXI (al fin) y ¡de qué forma!: “Los nuevos laboratorios de biociencia y bioseguridad, invernaderos, y la ampliación y remodelación de dormitorios para investigadores, tuvo (sic, debe ser “tuvieron”) un costo de unos 25 millones de dólares aportados por la fundación de Slim.”
Es un hito del “capitalismo verde” (¿recuerdan la “revolución verde” que intoxicó el mundo con pesticidas de Monsanto?): “desarrollo (de) granos más resistentes al clima y plagas, más nutritivos, además de capacitar con técnicas de agricultura de conservación y sustentable.”
“El mundo necesita cultivar más alimentos con menores aportaciones, menos tierra, menos agua, menos mano de obra, menos fertilizantes”, dijo Lumpkin, director general del CIMMYT.
La investigadora del Grupo ETC Silvia Ribeiro alerta sobre la amenaza de los transgénicos desde hace años. Entre otros muchos, en un artículo de octubre del 2007.[2]
Se trata claramente de transgénicos: “el Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT) acaba de anunciar públicamente que no sólo seguirá con el desarrollo de trigo transgénico, sino también con el de maíz” (…) No es demasiado sorprendente, si se tienen en cuenta los orígenes del CIMMYT y la estrecha relación que históricamente ha mantenido tanto con agencias del gobierno de Estados Unidos, como con la industria agrobiotecnológica. Por ejemplo, en su propio consejo de directores hay un representante de la Fundación Novartis, institución ”de investigación” de una de esas cinco multinacionales.”
Se trata claramente de biopiratería: “El CIMMYT integra la red CGIAR junto a otros 17 centros de investigación agrícola pública internacional. Basan sus investigaciones en las más de 600 mil muestras de variedades de cultivos básicos que han recolectado de campesinos en todo el mundo y que tienen en sus bancos de genes. Se deben, por tanto, de hecho y de derecho, a los campesinos que produjeron esa enorme riqueza para la alimentación de toda la humanidad.”
Se trata claramente de biotecnología nociva para los campesinos y para la humanidad: “semillas híbridas que no pueden reproducirse por los propios campesinos; mecanización de las tareas agrícolas con gran demanda de capital; fuerte impacto en los suelos y reducción de mano de obra; uso intensivo de agrotóxicos que han dejado un saldo terrible de contaminación de suelos, cuencas y personas.”
Por todo ello Silvia Ribeiro concluye: “La promoción y justificación de los transgénicos parte de ese mismo enfoque tecnológico estrecho que sólo favorece a la agricultura industrial y a las grandes empresa que lucran con ella. En el caso del CIMMYT es aún más grave porque tiene su sede en México, centro de origen del maíz, pero se ha dedicado a ignorar las demandas de los campesinos mexicanos que consideran los transgénicos y la contaminación transgénica como uno de los ataques más graves a las culturas, las economías y la vida campesinas.”
De manera que no es una obra filantrópica de magnates sino un proceso de expropiación de saberes indígenas y campesinos y un negocio redondo con el monopolio de semillas y biotecnologías nocivas para el planeta y para los seres humanos.
Para conocer más sobre la agresión al campo, y destrucción de la posibilidad de un futuro de los mexicanos, que representa el maíz transgénico puede leer artículos, ver videos e informarse en la Red en defensa del maíz: http://redendefensadelmaiz.net/ De hecho la agresión al maíz es uno de los ejes temáticos del Tribunal Permanente de los Pueblos Capítulo México.[3]
Para vernos en el espejo de la tragedia argentina: destrucción del ambiente y la salud, desplazamiento de mano de obra y consecuente desempleo, colonización por monopolios como Monsanto y monocultivos como la soya transgénica, subordinación del Estado a los poderes fácticos que controlan el mundo, en este caso bajo el gobierno de la sedicente izquierdista Cristina Kirchner (entregada a las mineras tóxicas y a Monsanto), leer La Corporación.[4]
Para poner en contexto la amenaza de los transgénicos junto a otras agresiones a la naturaleza que están llevando a la especie humana al borde de la extinción, puede leer “Salvemos a la humanidad de su extinción”.[5]
Para comprender el fenómeno de la biopiratería como el despojo y neocolonización del siglo XX y el siglo XXI, por el robo de los saberes de los pueblos, el monopolio de las semillas y la guerra a la biodiversidad, el libro de Vandana Shiva, Biopiratería: el saqueo de la naturaleza y el conocimiento.[6]
Para informase de la importancia de las semillas, como el maíz, para la sobrevivencia de los seres humanos, pueblos y culturas, ante la biopiratería, los monocultivos, los transgénicos, los agrotóxicos y el nuevo colonialismo de Slim, Gates, Monsanto, Novartis, y otros nuevos esclavistas, es recomendable la película “Semillas de libertad”, producción de Gaia y Biodiversidad en África, en Vimeo:http://vimeo.com/49018060
Y específicamente sobre la transnacional biopirata más grande, el documental “El mundo según Monsanto”, completo en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=LdIkq6ecQGw&feature=related
[1] Armando Tovar (Reuters), “Magnates Slim y Gates abren la chequera para mejorar maíz y trigo”, Terra, http://economia.terra.com.mx/noticias/noticia.aspx?idNoticia=201302140051_RTI_SIE91D00A
[2] Silvia Ribeiro, “La promoción de los transgénicos”, La Jornada,http://www.jornada.unam.mx/2004/10/12/031a1eco.php?origen=opinion.php&fly=1
[3][3] Tribunal Permanente Capítulo México, http://www.tppmexico.org/
[5] Hugo Blanco, “Salvemos a la humanidad de su extinción”, Ecoportal,http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Desarrollo_Sustentable/Salvemos_a_la_humanidad_de_su_extincion
[6] Vandana Shiva, Biopiratería: el saqueo de la naturaleza y el conocimiento, Barcelona, Icaria, 2001. Comentada en Zapateando: https://zapateando.wordpress.com/2012/12/26/la-diversidad-como-un-mal-a-eliminar-biopirateria/



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