Material enviado por la Revista Soberanía Alimentaria
Os
presentamos el nuevo número de la revista Soberanía Alimentaria
dedicado a analizar, con mirada crítica y voces del campo, el
cooperativismo agrario.
Como
decimos en la editorial, empezamos a pensar este número con la idea de
aportar al debate del cooperativismo en el mundo rural y nos hemos
encontrado que en la palabra ‘cooperativa’ confluyen las corrientes de
pensamiento más alejadas, esas que pensábamos que jamás veríamos juntas.
Esto se traduce en algunas prácticas diversas y dispares que
encontramos en ese lugar: visión empresarial buscando el máximo
beneficio, gestión colectiva horizontal, mercado de exportación,
revalorización de lo local y articulación territorial, burocracia,
alegalidad… blancos, negros y toda la gama de grises.
Y
no es que hayamos encontrado un lugar donde, como las fiestas de un
idílico pueblo, poder reconocernos, entendernos y ser felices.
La
palabra cooperativa y toda su carga original de principios y teorías,
se ha dejado arrastrar como tantas otras cosas, por los valores de la
acumulación, la búsqueda de beneficios sin más y desde luego, cargando
con un pensamiento patriarcal. En ese trayecto ha dejado una estela de
posibilidades y todas se siguen llamando cooperativas ¡No nos engañemos,
aunque tengan el mismo nombre no hablamos de un mismo lugar!
Entonces
¿qué es en realidad una cooperativa? ¿Puede ser una herramienta para
construir soberanía alimentaria como pensábamos al empezar a elaborar
este número? La clave no es así de sencilla, porque quizá las preguntas
son otras ¿qué queremos que sea eso de “cooperativa”?
Recompongámoslas
desde hoy, desde el saber hacer las cosas mal y saber que no nos gustan
y por qué. No se trata de volver donde lo dejamos, de volver al momento
de la redacción de las teorías y volver a aplicarlas de otra manera.
Tenemos memoria, algo de gran valor, y saber usarla debe ser nuestra
principal habilidad.
Por
eso, pensamos que más que usar las cooperativas para construir
soberanía alimentaria, deberíamos usar la soberanía alimentaria – y los
movimientos sociales rupturistas en general- para recomponer y
reinventar la idea de cooperativa
Y
para contribuir a este fin, en este número de la revista queremos, en
primer lugar, repasar la memoria para tenerla presente, escuchar las
voces campesinas que forman parte de cooperativas y aportar las
reflexiones de la economía feminista, que amplía horizontes y nos
proporciona nuevas piezas de transformación radical. Y también nos
acercamos a experiencias que, convencidas, se identifican con la palabra
cooperativa y se mueven al compás de otras melodías, las que
reconocemos como cercanas a la economía solidaria, a un buen vivir, al
mundo que soñamos.
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