Razones para un Plan Municipal de Acción Integral por la huerta ecológica
1. Las
tierras fértiles de la huerta metropolitana son cada vez más escasas y
por ello se hace prioritario su cuidado, conservación y regeneración.
Valencia
se alza sobre unas tierras sedimentarias milenarias de mucha fertilidad
y productividad agrícola. La inacabable expansión urbana del desarrollo
en los años sesenta del siglo XX sobre estos singulares ecosistemas de
tierras fértiles todavía no se ha frenado. Este desarrollismo
metropolitano ha avanzando como una mancha de aceite y ha ido comiendo
la huerta bajo la presión de viviendas, carreteras, autovías,
equipamientos industriales, áreas comerciales, ampliación del puerto y
universidades. Las tierras de huerta deben dejar de ser un espacio de
reserva para la especulación urbanizadora y la ubicación de
infraestructuras de todo tipo, frecuentemente innecesarias y
sobredimensionadas, que rompen, merman, degradan y hacen inviables los
agroecosistemas de la huerta y sus capacidades bioproductivas y
económicas. Sabemos que el gigantismo del cemento y el asfalto junto al
vigente sistema agroindustrial basado en el uso de productos químicos
"fitosanitarios" no son viables porque nos roban la salud y las
posibilidades de vida en el planeta. La única alternativa concreta aquí y
ahora ante las muchas agresiones ecológicas que padecemos -globales y
locales- es el establecimiento de las nuevas pautas de la agrícultura
local ecológica. La agricultura orgánica sin tratamientos agrotóxicos de
origen químico-industrial en el espacio metropolitano ha de ser
activamente impulsada por las instituciones públicas, fomentando con
ello de la proximidad y los intercambios circulares en la producción,
distribución e intercambio de materiales, energía, residuos y
mercancías.
2. Si desaparece la huerta muere también una fuente de nuestro sustento, bienestar y futuro.
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