viernes, 17 de abril de 2015

Transgénicos, una estrategia para controlar la agricultura

Las mentiras de Monsanto

Monsanto es la empresa líder en el sector de la agricultura transgénica. Según la compañía, las semillas transgénicas (genéticamente modificadas) son inocuas, buenas para los agricultores, para acabar con el hambre en el mundo, para preservar la biodiversidad, para producir alimentos saludables… ¿Verdadero o falso?

Empecemos por el glifosato, el herbicida más utilizado en el mundo, que ha cobrado protagonismo en las últimas semanas. La Organización Mundial de la Salud ha confirmado que puede causar cáncer y daños en el ADN. Una afirmación que llega con retraso. Lleva décadas siendo utilizado en todo el mundo y sus efectos nocivos son conocidos, y denunciados, por poblaciones afectadas por su fumigación desde hace mucho tiempo. Un ejemplo encomiable es la lucha de Las Madres de Ituzaingó (Argentina).
El glifosato fue patentado por Monsanto en los años 70 del pasado siglo. La compañía lo ha vendido como un producto inocuo para la salud y el medio ambiente, ocultando durante décadas sus efectos tóxicos. Informes confidenciales que se hicieron públicos a raíz de varias denuncias demostraron que tenía información sobre su toxicidad pero la ocultó.

A pesar de ello, en la década de los 90 se lanzó a la aventura de producir semillas modificadas genéticamente para ser resistentes a su herbicida. ¿Esto qué significa? Que el glifosato puede utilizarse para acabar con las “malas hierbas” sin que el cultivo (la soja, por ejemplo) se vea afectado. La agricultura transgénica se convirtió en el negocio del siglo para Monsanto, que vendía el paquete completo: las semillas y el herbicida. Las ventas de glifosato se dispararon. Y la agricultura entró en una nueva era.
El 70 por ciento de los cultivos transgénicos de hoy en día se basan en semillas modificadas para ser resistentes a herbicidas. Solo en Argentina (país pionero en el cultivo de la soja transgénica [1] ) se calcula que sus campos son fumigados con más de 300 millones de litros de glifosato cada año. Un producto tóxico que contamina los suelos, el agua, el aire, los cultivos… y a las poblaciones de las áreas circundantes.
El historial de Monsanto no tiene desperdicio. Entre sus productos estrella cabe destacar el agente naranja (utilizado por el Ejército estadounidense en la guerra de Vietnam), los PCB (prohibidos por su toxicidad) o la hormona de crecimiento bovino (cuyo uso está prohibido en la Unión Europea). Un historial que culmina con la agricultura transgénica. El documental de investigación El Mundo según Monsanto, de la periodista Marie-Monique Robin, y el libro con el mismo título, lo explican bien. Pero retomemos la pregunta inicial.

¿Qué hay de cierto en las bondades de las agricultura transgénica?

  • Es falso que la ingeniería genética no suponga un cambio con respecto a la mejora genética tradicional. Nada tiene que ver la selección realizada por el hombre desde los inicios de la agricultura y la ganadería, con introducir artificialmente en una planta genes de una especie totalmente diferente (por ejemplo, de una bacteria).
  • La ingeniería genética no es una técnica segura. Es imposible controlar en qué parte de un cromosoma se inserta el gen introducido artificialmente. Y el lugar donde se inserte importa, y mucho, porque puede afectar a la expresión de los genes.
...

Más:
http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Las-mentiras-de-Monsanto

No hay comentarios:

Publicar un comentario