jueves, 3 de agosto de 2017

Glifosfato y los clavos del ataúd del campo

¿Daño moralmente inaceptable?

El glifosfato es el herbicida preferido para el cultivo de la soya transgénica. Diversos estudios en varios países, como Argentina y Estados Unidos, han demostrado a cabalidad que es una sustancia que ocasiona problemas de salud considerables en quienes se encuentran expuestos a él.

El titular de la Comisión Nacional del Agua, Vicente Elías Moreno Góngora, ha declarado en Campeche que, al menos en el caos de la región conocida como Los Chenes “los niveles de contaminación están dentro de la norma y por consiguiente, no representan ningún peligro para la salud de las personas que ingieren el agua”. Ha dicho también que “el agua sí presenta cierto grado de contaminación, pero no lo suficiente para asegurar que es imposible de ingerir, ya que se encuentra dentro de los parámetros permisibles a su consumo”.

Mientras los mayas de Campeche reclaman una consulta más seria para determinar si se debe o no autorizar el cultivo de soya transgénica en el estado, los apicultores de toda la península se oponen clamorosamente a la introducción de ese organismo genéticamente modificado, y los gobiernos estatales de Yucatán y Quintana Roo exploran estrategias para declarar a esas entidades zonas libres de organismos transgénicos; las agencias del gobierno federal responsables del desarrollo rural, del agua y del medio ambiente (al menos la Semarnat, aunque con la oposición de la Conabio y la Conanp) parecen empeñadas en lograr que se introduzca de manera definitiva la soya transgénica en la región.
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https://www.lajornadamaya.mx/2017-08-02/Glifosfato-y-los-clavos-del-ataud-del-campo

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