Los problemas en torno a los OMG—organismos modificados genéticamente—
nunca han sido simples. Se volvieron más complicados hace una semana
cuando la Agencia Internacional para el Estudio del Cáncer (IARC, por
sus siglas en inglés) declaró que el glifosato, el ingrediente activo
empleado en el popular herbicida roundup, probablemente produce cáncer
en humanos.
Dos
insecticidas, malatión y diazinón, también fueron clasificados como
“probables” carcinógenos por esta dependencia, respetado brazo de la
Organización Mundial de Salud.
El roundup, fabricado por
Monsanto tanto para el hogar como para usos comerciales, es crucial en
la producción de maíz transgénico y cultivos de soya, así que fue
notable que el veredicto sobre sus peligros llegara casi de manera
simultánea con un anuncio del Departamento de Alimento y Fármacos de
EE.UU. (FDA, por su siglas en inglés) en el sentido de que nuevas
variedades de papa y manzana transgénicas son seguras para el consumo.
Lo cual probablemente sea cierto, como son las papayas transgénicas que
hemos estado comiendo durante cierto tiempo. De hecho, hasta la fecha
existe muy poca evidencia creíble de que cualquier alimento cultivado
con técnicas transgénicas sea peligroso para la salud humana; a menos
que, como sucede con buena parte del maíz y la semilla de soya, sea
convertido en comida chatarra. Pero, en serio, seamos justos.
...
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http://www.elespectador.com/opinion/dejen-de-convertirnos-conejillos-de-indias
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