Los Estados Unidos son ahora la potencia dominante en
materia de comercialización de semillas modificadas genéticamente. Sin
embargo, desde el comienzo fueron un país con escasos recursos
naturales. Pero tuvieron previsión: justamente la conciencia de lo que
les falta los hizo invertir en la investigación hasta lograr un
predominio técnico científico que terminó dándoles su posición
dominante actual en el mercado agrícola, posibilitando un entrenamiento
técnico y científico que garantizó la posición dominante en el mercado
agrícola mundial.
El dominio se ejerce mediante dos o tres grandes empresas como
Monsanto, Syngenta o Dow Chemical, que se hacen financiar por el Estado
los gastos de investigación y si es necesario defender con los marines
sus intereses en el extranjero.
Desde hace mucho “investigadores” norteamericanos llevaron a su país
material filogenético de todo el mundo bajo la cobertura de propósitos
científicos. Cuáles eran los propósitos quedó en claro cuando Monsanto
obliga a los incautos, cómplices o corruptos gobiernos del Tercer Mundo
a pagar las semillas que deben comprarle y les impide sembrar las que
preservaron de la cosecha anterior, según costumbres ancestrales. De
ese modo, han reducido a la miseria y a la desesperación a los
agricultores, a los que en muchos casos no les ha quedado más camino que
el suicidio. Las plantas de todo ell mundo eran “patrimonio común de la
humanidad” y por eso los países pobres entregaron sus recursos sin
exigir nada en cambio. Lo que volvió fue su propio material filogenético
“patentado” y la obligación de pagar por lo que nunca dejó de ser suyo
El patrimonio de la humanidad se convirtió en propiedad privada de
Monsanto, garantizada legalmente por los centros de poder mundial.
...
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http://www.aimdigital.com.ar/2017/02/01/las-semillas-del-desastre/
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