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En Estados Unidos aumentan las peticiones
para que se pongan en marcha regulaciones que permitan el etiquetado de
los alimentos transgénicos, primero conocíamos la iniciativa ‘Derecho a
Saber’ del estado de California, en ella se solicitaba una legislación transparente e informativa sobre los alimentos transgénicos, los californianos debían votar la Proposición 37,
un proyecto sobre el etiquetado de alimentos transgénicos que no logró
prosperar al no obtener la mayoría necesaria. Sus partidarios
manifestaron que no se rendían y que lograrían su cometido, se había
puesto en marcha una campaña similar en los estados de Oregón y
Washington proponiendo una reglamentación parecida, en este último caso
nos referimos a la Iniciativa 522,
una campaña del etiquetado de los alimentos transgénicos en Washington
que de momento ya ha logrado recoger las firmas necesarias. Sin embargo,
ahora conocemos otra iniciativa que tiene el mismo fin, Nuevo México pide el etiquetado de piensos y alimentos transgénicos.
Se trata del Proyecto de Ley SB 18
impulsado por el senador Peter Wirth, en él se pide la modificación de
la Ley de Alimentos de Nuevo México para que se identifiquen todos
aquellos productos destinados al consumo humano o animal que contienen
más de un 1% de ingredientes modificados genéticamente. Debe ser una
etiqueta o un envoltorio que sea fácilmente identificable y que muestre
la información sobre el porcentaje de contenido transgénico. Parece
evidente que en Estados Unidos se está gestando el deseo de un cambio
significativo en lo que respecta a la información alimentaria, el Derecho a Saber
de los alimentos se está convirtiendo en una de las principales
reivindicaciones, si una de las iniciativas legislativas logra triunfar,
las nuevas leyes alimentarias de uno de estos estados entraría en
conflicto con la política estadounidense de no etiquetar los alimentos
modificados genéticamente, pudiendo sentar una base para que cambiara la
política establecida a nivel nacional.
En Nuevo México la SB 18 (Senate Bill 18) fue presentada por Peter Wirth en la 51ª Asamblea Legislativa del Estado, se trata de un primer periodo de sesiones en las que se va a debatir la modificación de las leyes para exigir el etiquetado de aquellos productos alimentarios que contengan material genético modificado, podéis leer todo el contenido de la SB 18 en este enlace. Recordemos que además está en marcha la iniciativa 522 de Washington, son dos terrenos de juego en los que la industria alimentaria opositora a esta medida realizará una campaña en contra tal y como ya hizo en California, podemos recordar la que está actualmente vigente en el post Campaña del etiquetado de los alimentos transgénicos en Washington.
En Nuevo México la SB 18 (Senate Bill 18) fue presentada por Peter Wirth en la 51ª Asamblea Legislativa del Estado, se trata de un primer periodo de sesiones en las que se va a debatir la modificación de las leyes para exigir el etiquetado de aquellos productos alimentarios que contengan material genético modificado, podéis leer todo el contenido de la SB 18 en este enlace. Recordemos que además está en marcha la iniciativa 522 de Washington, son dos terrenos de juego en los que la industria alimentaria opositora a esta medida realizará una campaña en contra tal y como ya hizo en California, podemos recordar la que está actualmente vigente en el post Campaña del etiquetado de los alimentos transgénicos en Washington.
Habíamos citado la posible puesta en
marcha de una campaña similar en el estado de Oregón, parece ser que un
grupo que pretende que este estado esté libre de transgénicos, planea
también llevar a cabo una recogida de firmas el próximo verano para
lograr que una iniciativa similar a la Proposición 37 sea incluida en
las papeletas electorales, para que los votantes del estado decidan si
quieren que se aplique una nueva legislación alimentaria que les permita
acceder al derecho a saber de los alimentos modificados genéticamente.
Los responsables de este tipo de campañas no están dispuestos a tolerar
que se mantenga la política de no dar a conocer la presencia de
transgénicos, ya que la FDA considera que esta información es
irrelevante porque no se asocia a que los alimentos puedan ser más o
menos seguros.
Recordemos que se aplica la equivalencia
sustancial, es decir, un alimento transgénico cuya equivalencia en peso,
imagen y contenido nutricional es similar a la de un alimento
tradicional, es totalmente seguro, esta es la razón por la que no se
identifica a este tipo de alimentos. Por otro lado, algunas empresas
biotecnológicas presentaron en su momento estudios que determinaban que
el material genético introducido en los alimentos transgénicos no
representa ningún riesgo para la salud y no puede pasar al ser humano.
En este caso, recomendamos leer la investigación publicada en Nature
y realizada por expertos de la Universidad de Nanjing (China), en ella
se concluía que el material genético del arroz, concretamente el micro
ARN, un ARN (ácido ribonucleico) monocatenario capaz de regular la
expresión de otros genes, lograba superar el proceso digestivo del ser
humano en la alimentación, afectando y alterando la biosíntesis del
colesterol. Este descubrimiento daba pie a pensar que los alimentos
transgénicos podrían influir en la salud humana, si lo hicieron
alimentos convencionales como el arroz, también lo podrían hacer los
alimentos modificados genéticamente.
Como nos explican aquí,
cada vez son más las iniciativas que pretenden cambiar la política en
materia alimentaria en Estados Unidos, si realmente son seguros los
alimentos transgénicos,
¿por qué negar el derecho a saber?, ¿por qué no poner en marcha una
política de información transparente para poder ganarse la confianza del
consumidor?, retomamos las palabras de Mairead McGuinness, miembro del
Parlamento Europeo, el parlamentario explica que la falta de información
pública ha provocado que se socave la fe en la ciencia, ha existido
demasiado mutismo y poca transparencia en toda la trayectoria de los
alimentos modificados genéticamente.
Pronto podremos conocer más detalles sobre cómo evolucionan proyectos como la Iniciativa 522 o la SB 18 en la que Nuevo México desea inplantar el etiquetado transgénico de los alimentos.
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