17 de Abril de 2015
La Soberanía Alimentaria está gravemente amenazada por los tratados de libre comercio y las multinacionales.
El 17 de abril de 1996, 19 personas campesinas murieron
por balas de la policía militar brasileña cuando se manifestaban por el
derecho a disponer de tierra que cultivar para la soberanía alimentaria
de su pueblo. Desde entonces, año tras año, en
estas fechas las organizaciones que trabajamos por la Soberanía
Alimentaria, entre ellas Amigos de la Tierra, nos movilizamos en defensa
de quienes, como aquellas personas, cuidan la tierra para producir
alimentos.
Este año 2015, como muchos otros movimientos, desde la Plataforma
Rural y las Alianzas por la
Soberanía Alimentaria de los Pueblos,
queremos sumarnos a la denuncia de las negociaciones que, al
margen de la ciudadanía y de nuestros representantes políticos, se
están llevando a cabo para firmar un tratado de libre comercio entre
EEUU y la Unión Europea (TTIP en sus siglas en inglés). Ya conocemos los
resultados de tratados similares en otros lugares. En México, el
tratado de libre comercio con los EEUU y Canadá (NAFTA), ha llevado a
que el país se haya convertido en importador de maíz industrial a
precios muy bajos, debilitando severamente el tejido rural y poniendo en
peligro la enorme biodiversidad de maíz local, base de toda su cultura.
En Colombia, el tratado de libre comercio con Europa ha permitido la
entrada de leche de la industria europea, destruyendo en buena medida al
sector lácteo local. Con estos antecedentes, ¿va a poder resistir
nuestra agricultura de pequeña escala a la agroindustria estadounidense?
La respuesta es clara, NO .
En este tratado hay ganadores y perdedores. El objetivo del TTIP es eliminar toda barrera comercial
para poder exportar cualquier tipo de producto, y eso se traduce en
rebajar las normativas de seguridad, de protección y de derechos humanos
. ¿Quién pierde? Toda la ciudadanía, europea y estadounidense, perdiendo derechos, seguridad y soberanía ¿Quién gana? Las grandes empresas y multinacionales, las cuales lograrían una legislación a su antojo.
De hecho, las normas que en la UE
regulan la presencia de transgénicos, máximo exponente del modelo
agroindustrial, se verían afectadas por el TTIP. El principio
de precaución, el etiquetado de transgénicos o el proceso de
autorización de cultivos y alimentos modificados genéticamente son
herramientas que, aunque insuficientes, han servido para que los
transgénicos no se extiendan sin control por Europa, siendo solo el
Estado español el lugar donde su presencia es, lamentablemente,
significativa . Pero los transgénicos sabemos que son alimentos de los
que existen evidencias suficientes que muestras las
incertidumbres, riesgos y peligros que entraña su uso en la agricultura
y la alimentación .
A estas preocupaciones globales hay que añadir todas
aquellas que afectan al modelo de agricultura campesina y de vida rural
en la escala más local. Son muchos los pueblos desde donde se está
defendiendo la gestión de los bienes comunales frente a la conocida como
Ley Montoro, los movimientos que denuncian el ataque al territorio de
la minería o el fracking o las numerosas iniciativas que hacen frente al
creciente poder de los supermercados con canales alternativos de
comercialización.
Pero, como todos los compañeros y compañeras de la Vía Campesina, hoy
17 de abril reivindicamos y ofrecemos esta vía campesina, esta manera
de pensar y hacer el mundo, con alimentos propios, cultivados en nuestra
tierra y por nuestras manos, en armonía con la naturaleza que
nos acoge, como una alternativa -junto a muchas otras- de esperanza a
una sociedad capitalista sin más respuesta que otro giro de tuerca en
sus propósitos genocidas.
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