Sin duda ha sido un acierto determinar que Yucatán debe ser un
territorio libre del cultivo de organismos genéticamente modificados (o
transgénicos), pero habrá que insistir en que no basta con evitar que se
cultive, por ejemplo, soya transgénica, con todas las consecuencias
ambientales que traería consigo ese paquete tecnológico. La mera
prohibición no soluciona de manera íntegra y definitiva los problemas
que encaran hoy las comunidades campesinas de Yucatán, predominantemente
mayas.
Ahora toca poner la mirada en la seguridad alimentaria y
en la apropiación sustentable del paisaje, que le es consubstancial.
Tras prácticamente medio milenio de haber probado modelos de desarrollo
agropecuario importados del occidente cristiano, primero de la España
renacentista y después del capital estadounidense, nos encontramos con
un campo fragmentado, deforestado, cubierto de praderas con pastos
exóticos y de cultivos pensados para alimentar animales, o para exportar
productos que no entiendo bien por qué se conocen como commodities,
cuando más bien parecen resultar incómodos, para el bien vivir de los
campesinos y para la calidad de los ecosistemas nacionales.
...
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https://www.lajornadamaya.mx/2016-11-09/Mas-alla-de-los-transgenicos
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