Cuando visitamos el “súper” para comprar nuestros alimentos, observamos frutas y productos agrícolas cada vez más grandes, con colores brillantes, espectaculares, provocativos, perfectos.  Nos preguntamos ¿así los produce nuestra naturaleza?,  pues no señores. 

Comparemos los bananos normales, las naranjas, el color de los limones tradicionales, su color amarillo, su tamaño pequeño, son agrios, agradables, tienen pepas o semillas y los comparamos con los transgénicos, éstos son grandes, verdes y demasiado perfectos… desgraciadamente, han sido manipulados genéticamente. ¿Cuál es la diferencia? El limón transgénico es grande, sin pepa o semilla, por lo tanto híbrido, insípido, duro, poco jugoso y lo negativo, sólo el 25% tiene propiedades nutritivas, el 75% restante es basura alimenticia, y así es en todos los demás productos como: soya, papa, tomate, maíz, papaya, manzana, jitomate, etc.
Modificación o alteración
El término transgénico deriva del hecho de la modificación o alteración genética que sufren los genes básicos, es decir estos productos han sido modificados, manipulados por los científicos al servicio del capitalismo.  Esta ingeniería genética consiste en aislar segmentos del ADN de un ser vivo para introducirlos en el material hereditario del otro. Y lo grave de todo esto, hacer experimentos biotecnológicos en nuestros alimentos, como si fuésemos ratas de laboratorio.
Investigaciones realizadas indican elevado riesgo.  El caso de los jitomates que usted los compra con tanta confianza en el “súper”, son exageradamente grandes, de hermoso color, son modificados con genes de los peces para que puedan soportar las bajas temperaturas y desarrollen tamaños grandes. A la soya le ponen los genes de la vaca; a las manzanas, de la polilla;  a las papas, los humanos; a la lechuga, de ratas… Es decir, en definitiva, estás comiendo pedacitos de rata en tu rica ensalada de lechuga.

Han existido reuniones de investigadores en este campo en 1975, donde se discutieron cuestiones como: estrategias para la contención física y biológica de las moléculas y vectores nada más.  En el 2000 se dieron otras reuniones, pero el tratamiento de este tema, se concretó únicamente en analizar los intereses económicos de las grandes transnacionales de alimentos transgénicos que se preocuparon únicamente por sus intereses económicos y jugosos ingresos y ganancias, y les importó un pepino la salud humana, el hambre y la pobreza.

En el interior de los productos transgénicos existe una gran amenaza de alto riesgo para la salud humana. Bajo el criterio de equivalencia substancial, si un OGM (Organismo Genéticamente Manipulado), posee una composición de proteínas, carbohidratos, grasas, ceniza, aminoácidos, etc. Similar a los que presenta su contraparte que no ha sido modificada genéticamente, entonces el producto transgénico puede ser considerado seguro. Además, si se encuentran valores discrepantes, se utilizan valores similares de otras variedades de la misma especie para asegurar que el OGM es seguro.


Científico
El punto de vista científico determina entonces que el transeúnte insertado en una planta contiene elementos bastante distintos de los encontrados en la planta original y pueden desencadenar efectos no previstos colaterales. Por lo tanto, se hace necesario realizar análisis toxicológicos en humanos, animales y medir el impacto en organismos no blanco.

Los Tratados de libre comercio TLCAN, ALCA, NAFTA, CAFTA, TLC, etc., inventados por el imperialismo norteamericano con el único fin de dominar los mercados del mundo, mantener su hegemonía vigente ante los pueblos subdesarrollados, esclavizar las economías planetarias inferiores y acabar con la salud de las poblaciones a través de manipular genéticamente nuestros alimentos, alterando monstruosamente la marcha normal de la biodiversidad y el ecosistema, con el burdo pretexto de acabar con el hambre y la pobreza planetaria.

Cómo afectan los transgénicos
Ningún investigador se ha atrevido a afirmar que los transgénicos no producen daños a la salud humana, ni lo contrario… Pero, por ahí existen admiradores del capitalismo que afirman con un elevado desconocimiento, que no afectan.  Sin embargo, desde el surgimiento de los transgénicos se observa en la población consumidora el aparecimiento de una multiplicidad de afecciones alérgicas, modificaciones en el metabolismo humano, el estrés fruto de varios factores, entre ellos el alimentario asociado con el OGM.  El Dr. Rubens Onofre, PHD en genética y profesor de postgrado en recursos genéticos vegetales en la Universidad de Santa Catarina en Brasil, asegura que a la mayoría de las plantas transgénicas se les ha insertado genes de resistencia a antibióticos y diversos estudios confirman que procesos como la recombinación o la transferencia horizontal pueden trasladar esos genes a bacterias patógenas en humanos, de modo que la diseminación de transgénicos disminuirá la posibilidad de controlar enfermedades.

Hay efectos indirectos asociados al uso de soya transgénica como el incremento en el uso de herbicidas y el aumento de residuos de glifosato por encima del 10 ppm.  Rubens afirma que estos contaminantes están asociados al desarrollo del cáncer, disturbios reproductivos en mamíferos, efecto desregulador del sistema endócrino o disrupción endócrino.

En Europa y EE.UU., es prohibida la venta de alimentos o productos transgénicos y se exige tajantemente a la empresas comercializadoras, anunciar en la etiqueta que es producto transgénico, para que el usuario, elija bajo su estricta responsabilidad y riesgo consumirlo o no. En tanto que en América Latina y países subdesarrollados, nos imponen su consumo como sometimiento. 

Es entonces obligación de la Organización Mundial de la Salud y los ministerios del ramo de cada país, tomar conciencia y responsabilidad sobre este tema y retirar del mercado estos productos OGM, que también son utilizados en balanceados para animales de corral como pollos a quienes les inyectan esteroides en el cuello para acelerar su crecimiento, los mismos que, en tan solo 2 meses están listos para ser despostados y  consumidos por nuestra gente… Igualmente, las papas, carne, lechuga tomate, productos transgénicos importados y utilizados en pollos y hamburguesas del KFC- Mc Donalds y otras  en todo el país.