El Presidente Evo Morales lanzó una condicionante: “Por ley debo
aprobar cero de transgénicos y cero de productos convencionales, ningún
problema, usted garantíceme. Si me garantiza productos orgánicos para el
pueblo, eliminamos".
Señor Presidente, la respuesta está en la
producción nacional de alimentos a través del cultivo de la tierra, de
la crianza de animales y de la recolección en la selva amazónica a cargo
de familias campesinas e indígenas, como ha sido siempre antes de la
mercantilización de la biotecnología. Al ser usted nacido en el
altiplano boliviano conoce la producción de esa región, pero además al
ser migrante hacia el trópico del Chapare, también ha vivido rodeado de
selva próspera en alimentación, por lo tanto conoce por vivencia directa
una parte de la diversidad alimentaria de origen que ofrece nuestro
país.
Ahora con respecto a la proporción del volumen de
producción agropecuaria boliviana, el año 2013 el Instituto Nacional de
Estadística registró 4.812.045.33 toneladas de alimentos, este dato
excluye soya y girasol, si se toma en cuenta que somos 10.027.254 de
habitantes en Bolivia y que la cantidad mínima requerida para cada
persona por día es de 1320 gramos, la producción nacional registrada no
solamente abastece, sino que a este dato debemos adicionar la producción
no registrada entre la diversidad de frutas, verduras, tubérculos en
cada región, los cereales andinos, la carne de pescado, los lácteos y
otros productos. No necesitamos semillas transgénicas para un solo
cultivo, cuando tenemos diversidad, tierra fértil y la respectiva
tecnología ancestral para producir alimentos sin desequilibrar la
naturaleza.
Usted y su familia han experimentado en carne propia
Señor Presidente, el sufrimiento campesino que es el mismo en todo el
mundo, amenazado por la agroindustria con paquetes tecnológicos que
sustituyen y expulsan del campo el trabajo originario tradicional, matan
la naturaleza, eliminan la fertilidad de la tierra y destruyen el
tejido socioambiental, conformado por núcleos familiares armónicos con
la tierra. En nuestro país, a medida que las crisis económicas y
políticas han ido destruyendo este tejido, se han generado gremios
depredadores que se enfrentan entre sí desde el contrabando, la pugna
por pequeños espacios urbanos de economía informal y el loteamiento
inescrupuloso para forzar espacios de hábitat mercantilizado.
...
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http://www.rebelion.org/noticia.php?id=198286
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