¿Qué mejor manera de desacreditar a sus críticos que embaucar a 107 ganadores de Premios Nobel (todos ellos sin conocimientos especializados pertinentes) ?
Pero este
tipo de tácticas no suponen nada nuevo. Hace mucho tiempo, ya la
Industria de los Cultivos Transgénicos gastó más de 50 millones de
dólares para promover el Arroz Dorado como una solución a la deficiencia
de vitamina A en los países con bajos ingresos. Así lo hicieron mucho
antes de que esta Tecnología estuviese disponible, y mucho menos hubiese
sido probada. Sin mencionar su aceptación o no por parte de los
consumidores. Por no hablar de someterlo a las fases 2 y 3 de los
ensayos para ver si realmente podría resolver este problema en el mundo.
¿Por qué este proyecto científico no ha llegado todavía después de décadas a esta aparente sencilla conclusión?
Pues por
algo también muy sencillo: el verdadero propósito del Arroz Dorado nunca
ha sido el de resolver los problemas de carencia de vitamina A. Nunca
ha sido, ni nunca será. Su propósito, desde el principio, es el de
convertirse en una herramienta para avergonzar a los críticos de los
cultivos modificados genéticamente, y ahora convencer a un puñado de
ganadores de Premios Nobel a que firmen algo que no han llegado a
comprender.
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