Hace
unos días el Secretario de Agricultura de México Martínez y Martínez,
declaró en Canadá junto con sus homólogos que el camino agrícola en
México sería con la ayuda de la siembra de transgénicos[1].
También hace un par de días salió el archi-condecorado Francisco
Bolívar Zapata (investigador emérito y ligado a los corporativos de
Biotecnología desde hace décadas y actualmente coordinador de Ciencia,
Tecnología e Innovación de la Oficina de Presidencia de la República) a
decir que: “harán una consulta pública para juntar evidencias
científicas a favor (sic) de los transgénicos para
hacer valer la ley que ya permite el uso de OGM y para que legisladores
tomen decisiones bien sustentadas”[2].
La consulta pública que se realizará en algún momento aunque no se ha
dicho cuándo ni dónde recuerda a otras que parecen ser parte de un
modelo.
Los inicios de la “consulta pública”
En
el año 2001 cuando Arturo Montiel era el entonces recién electo
gobernador del Estado de México, el priismo estatal tuvo que integrar a
las corrientes fragmentadas después de una flagrante simulación interna.
La integración se fraguó a través de la inclusión de los derrotados en
la elaboración de los planes y políticas públicas al mero Atlacomulco’s Style.
La estrategia fue simple: Darles a los derrotados la posibilidad de
participar en la elaboración del programa de trabajo y en la
participación de los negocios e intereses con el acuerdo entre
burócratas, “representantes” y los grupos privados.
Este “lobbie”
tendría el mote de "participativo y público" y funcionó bastante bien
para los priistas quienes con el Plan de Desarrollo Social hicieron
jugosos negocios. Desde entonces empresas como Soriana incursionaron en
el uso de tarjetas de consumo para organizar el reparto de despensas
dentro del programa piloto “COMESA”, referente de la actual Cruzada
contra el Hambre.
Para
variar los priistas mexiquenses se traicionaron y fue así como nació la
brillante idea de firmar acuerdos previos ante Notario Público (un
aliciente para incitar a los desconfiados –que requieren un
documento que acredite su parte del motín– para volverse a sentar en la
mesa). La "conciliación participativa" ante notario que EPN utilizó
durante su campaña a gobernador era idéntica a las formas anteriores: Se
diseñaba el plan con anticipación y luego se validaba en una “consulta
participativa”.
Filtros de exclusión para “asegurar” la participación
La consulta pública se componía de varios filtros para evitar cualquier situación “incómoda”:
· Primer Filtro “infraestructura cibernética”:
El trámite se realizaba por internet así que se requería de una
computadora y conexión. Era bastante sencillo: Se promovía la consulta
por los medios oficiales. Luego los interesados escribían a una
dirección mail enviando su propuesta en forma de ponencia.
· Segundo filtro “la selección de ponencias no contrariantes”:
Si la ponencia no era “contraria a los intereses oficiales” se enviaba
un registro con los datos del lugar y fecha donde se realizaría la
consulta y una contraseña para recoger un gafete que daba la garantía de
participar. La participación se dividía en mesas tal como se dividen
las secretarias de gobierno.
· Tercer filtro “el acceso dentro de espacios parciales”:
Las consultas participativas se realizaban en las grandes casas de los
caciques priistas (con todo y sus guaruras en puerta trasera y
delantera). Una vez dentro de los fastuosos jardines, los participantes
eran recibidos por elegantes edecanes (práctica común y no exclusiva de
Cuauhtémoc Gutiérrez[3])
quienes validaban si el gafete estaba en su lista. Toda vez validado,
se indicaba en cual carpa estaba ubicada la mesa de trabajo.
· Cuarto filtro “el hambre del lejano”: Había un gran buffet con
suculentos desayunos pagado por el pueblo pero cerrado a una iniciativa
partidista. Esto hacía que casi nadie estuviese en las carpas sino en
las mesas dispuestas para desayunar. O se asistía a la incómoda y
calurosa carpa o se desayunaba magnánimamente en un ambiente relajado y
abierto que por cierto no incluía baños, así que el que caía en la
trampa del desayuno tenía que abandonar en breve el encuentro.
· Quinto filtro “la demagogia patriarcal y el institucionalismo”:
Ya dentro de la carpa había un montón de sillas en forma de escuelita
de gobierno llenas de campesinos hombres e institucionales (sombrerudos,
con botas y con grandes hebillas) quienes utilizaban sus diez minutos
para exponer las ideas a incluir al plan. Los primeros cinco minutos
eran para saludar a los presentes y agradecer al candidato a gobernador
por su esfuerzo democrático, y los siguientes cinco para exponer “la
necesidad de modernidad en el campo”.
· Sexto filtro “La selección de las propuestas por los relatores”:
Ya expuestos sus puntos, se procedía al “aplausómetro” mientras dos
jóvenes, los únicos medianamente atentos a lo que se decía, capturaban
desde atrás de la carpa, las ideas que ellos consideraban
sobresalientes. Al final de la declaratoria se leía a quienes quedaban
el programa general.
· Séptimo filtro “La simulación total”:
Independientemente de que los ponentes tuvieran o no la precaución de
verificar que se agregaran sus aportaciones a la relatoría general.
Estas no saldrían en el impreso del programa porque sencillamente, no se
puede aportar nada a algo que ya está escrito, diseñado, editado y en
imprenta antes de nacer.
El lobbie PeñaTransgeNietista: procedimientos y pronósticos
Lo
mismo está pasando ahora con la consulta pública para siembra de maíz
transgénico a nivel comercial. Sólo que antes, en las épocas de
elección, al menos se hacía la faramalla de “lo participativo” pero
ahora la consulta pública se decide en corto y de forma unilateral por
un lobbie de actores estatales y privados[4].
Ya no hace falta que el acuerdo se firme ante notario público porque
finalmente es la cámara de diputados el “gran notario” ahora. La Reforma
al Campo que vende como "participativa" esta desde hace rato negociada
por el lobbie transgénico-priista para votarse en fast-track al mismo estilo que hicieron con la reforma energética[5].
Los
argumentos de los diputados serán lo que ya sabemos: “que los
transgénicos son para alimentar a los mexicanos que padecen hambre” y
entonces procederán a dar despensas “de engorda” para que los campesinos
minifundistas ya desposeídos (los mismos a los que llevan 30 años
fastidiando y limitando de cualquier apoyo público para sus sectores
productivos) no se vean tan flacos.
En
lugar de fortalecer la producción de los sistemas productivos,
garantizar precios para el maíz nativo, establecer esquemas de
conservación para la biodiversidad local y la cultura indígena, se
dotarán como estilan de semillas y alimentos transgénicos a esos ex
campesinos que todavía sigan dentro del padrón de beneficiarios del
Oportunidades y del Progresa (o de programas locales[6]).
También
saldrá la secretaría de Salud Pública y algunos eméritos del Instituto
Nacional de Nutrición para avalar que los alimentos transgénicos son
incluso benéficos -como lo han hecho- y habrá cifras alentadoras y
elocuentes de la SAGARPA y la SEMARNAT reportadas en el SIAP para
reafirmar que “México es un país que hasta exporta maíz transgénico a
sus vecinos centroamericanos”.
Después
más de lo mismo de siempre: Vendrá el BID, o la CEPAL a reportar en un
estudio que el caso mexicano es un modelo ejemplar, y entonces el Banco
Mundial tomará al caso del maíz transgénico en México como una
referencia para ejecutarlo a nivel planetario (tal y como hacen
actualmente con el fatídico programa REDD+).
Esta
será la historia que le contarán los abuelos a sus nietos desde sobre
cómo desparecieron de los países mega-diversos biológica y culturalmente
como México, Guatemala, Nicaragua, Honduras, Costa Rica, El Salvador,
Perú, Bolivia, Venezuela, Ecuador, y Brasil entre otros, la
biodiversidad cultivada y el modo de vida campesina
Esbozos de las consecuencias socio-geográficas
Y
colorín colorado, es así como Mesoamérica con su gran historia y
riqueza biológica quedó acabada por el sueño neoliberal: Ciudadanos sin
derechos sociales, laborales, económicos, culturales ni alimentarios que
vivan en la toxica ignorancia televisiva y se alimenten de comida
chatarra. Geográficamente México lucirá así:
· En el norte (Nuevo León, Sinaloa, Chihuahua, Durango, Coahuila) será un Paraguay de glifosato y enfermedades.
· En
el centro (Edomex, Querétaro, León, Hidalgo, Guerrero, Michoacán,
Jalisco) seguirá la expansión de la Gran Chimalhuacán, un polo
urbanizado empobrecido parecido a una “India pero en chiquita”.
· En
el sureste (Yucatán, Campeche, Oaxaca, Chiapas, Chetumal) la
continuación de esta especie de actual Belice o Honduras con minifundios
improductivos exportadores de mano de obra.
La
resistencia campesina debe de continuar su trabajo fuera de los
márgenes de la simulación de las “consulta públicas”. No se pueden bajar
los brazos ahora, menos ahora que nunca o México y Centroamérica (cuna
mesoamericana del maíz) continuarán la dolorosa senda hacia la
desestructuración social y económica, sin sistemas locales
agroalimentarios y con campesinos despojados por el lobbie público-privado.
- Renzo D’Alessandro es Sociólogo Rural y candidato a doctor en Socio-antropología por la Universidad Paul Valery de Francia.
[1] La Jornada 23 de mayo de 2014. URL: http://www.jornada.unam.mx/2014/05/23/opinion/022a1pol
[2] Periódico Crónica del 17 de junio de 2014. URL: http://www.cronica.com.mx/notas/2014/839402.html
[3] Revista electrónica Sin Embargo: http://www.sinembargo.mx/16-04-2014/964307
[4] Periódico La Gran Epoca, tomado el 18 de junio de 2014. URL: http://www.lagranepoca.com/32243-abogado-define-como-monologo-debate-transgenicos-reforma-agraria-mexico
[5] La Jornada, el 15 de junio de 2014 URL: http://www.jornada.unam.mx/2014/06/15/politica/002n1pol
[6] Periódico Cuarto Poder, 11 de junio de 2014. URL: http://www.cuartopoder.mx/44-mil-790-paquetes-de-insumos-agricolas/
De:
http://www.alainet.org/active/74789&lang=es
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