La situación que viven pueblos y
comunidades indígenas y campesinas es crítica en relación con la
andanada de megaproyectos impuestos en territorios del país. Las
siembras de organismos genéticamente modificados (OGM) son ya parte de
estos proyectos de muerte y despojo. México se bate ahora entre
conservar su patrimonio biocultural y respetar los derechos colectivos
de sus pueblos o simplemente ceder ante los intereses de grandes
corporaciones empecinadas en explotar y privatizar nuestros bienes
comunes.
El caso de la soya transgénica es otro ejemplo del riesgo que
presenta para la vida, los derechos y la historia de comunidades enteras
la introducción de transgénicos. El 6 de junio de 2012 el Servicio
Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica),
perteneciente a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo
Rural, Pesca y Alimentación, con la evidente complicidad de la Dirección
General de Impacto y Riesgo Ambiental (Dgira), otorgaron a la empresa
Monsanto un permiso para la siembra, en fase comercial, de 253 mil 500
hectáreas de soya genéticamente modificada, que afectaría a tres estados
de la península de Yucatán.....
Más:
http://www.jornada.unam.mx/2015/10/17/opinion/014a1pol
No hay comentarios:
Publicar un comentario