Las empresas capitalistas
disfrazadas de gobiernos federales, estatales y municipales o
disfrazados de instituciones y organizaciones de buena voluntad, llegan
a nuestros territorios con el objetivo de mancillarnos y de desgarrar a
nuestra madre tierra. Están llegando hasta los rincones más recónditos
de nuestra adolorida geografía, la geografía de nuestros pueblos. Sus
tentáculos producen minas, presas, carreteras, aeropuertos, pero también
producen deforestación y monocultivos extensivos.
En nuestro territorio maya en Hopelchén, Campeche, están las
empresas desde hace más de veinte años imponiendo a sudor y lágrimas la
agricultura extensiva industrial; con promesas de prosperidad y bonanza
se fueron apoderando de las mentes y las voluntades de nuestros
hermanos y hermanas. Hoy después de tantos años, vemos a nuestro
alrededor desiertos verdes, agua contaminada, lluvias escasas, animales
ausentes, plantas medicinales desaparecidas y nuestra vida comunitaria
violentada.
Aun así, encerrados en un círculo esclavizador de deudas por
créditos agrícolas, miles de campesinos y campesinas tienen que
continuar con este sistema de agricultura depredador aunque sólo les
sirva para pagar sus deudas. Al día de hoy miles de hectáreas de
nuestras selvas han sido destruidas, cientos de aguadas, cenotes y
drenajes naturales han sido cubiertos de tierra por empresarios
agrícolas foráneos y locales para ampliar sus áreas de cultivos.
...
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http://www.jornada.unam.mx/2015/10/10/oja-germinar.html
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