En el debate sobre los transgénicos me he mantenido a distancia a propósito.
Por un lado, han tenido una desproporcionada
atención. Por otro lado, si tenemos en cuenta que muchos cultivos
domesticados son el fruto de la irradiación de semillas, de la
duplicación cromosómica y del cultivo de tejidos vegetales, ninguno de
los cuales supone modificación genética, los límites de lo natural resulta ser más poroso de lo que en un principio pudiera parecer.
Mi campo de estudio es el de la Ciencia y la Política
de las semillas, en las que se llevan a cabo modificaciones genéticas,
una cuestión que no se puede ignorar. Recientemente, el Director de un
programa de comunicaciones científicas preguntó si podía realizar estas
preguntas a los alumnos: ¿Existe consenso científico sobre los
transgénicos? ¿Qué actitud toman los medios de comunicación en lo que
respecta a la cobertura informativa sobre la biotecnología aplicada al
sistema alimentario? ¿Dónde se observan los prejuicios y los puntos
ciegos en las informaciones?
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