En el contexto de temor
construido por la expansión del virus zika y su supuesta relación con
microcefalia, uno de las propuestas más riesgosas que se promueven es
liberar billones de mosquitos transgénicos. No hay pruebas de que esto
sirva para disminuir las enfermedades –incluso podría aumentar los casos
o hacerlos más graves– e implica liberar al ambiente insectos
transgénicos, con impactos impredecibles en ecosistemas y potencial
mutación de virus y otros mosquitos. El costo de producirlos es alto y
el negocio de quienes promueven los frankenmosquitos es que se
destinen recursos públicos a estas riesgosas tecnologías, drenando
fondos que deberían usarse en enfoques realmente útiles de prevención y
atención colectiva de los diversos factores que influyen en el
desarrollo de las enfermedades.
Existen varias iniciativas para manipular al mosquito Aedes aegypti, el
trasmisor de los virus del dengue, chikungunya y zika, intentando
disminuir las poblaciones de éstos. Todas comparten el enfoque estrecho
de dirigirse solamente a un vector de la enfermedad y por métodos
tecnológicos.
Hay muchas evidencias de que este enfoque aislado en el vector no es eficaz, porque aun si se logra eliminar una población de mosquitos en un lugar y por un periodo, pueden volver después de un tiempo –como ha sucedido en Brasil, ahora epicentro de la supuesta emergencia del zika– o
Hay muchas evidencias de que este enfoque aislado en el vector no es eficaz, porque aun si se logra eliminar una población de mosquitos en un lugar y por un periodo, pueden volver después de un tiempo –como ha sucedido en Brasil, ahora epicentro de la supuesta emergencia del zika– o
...
Más:
No hay comentarios:
Publicar un comentario