lunes, 1 de diciembre de 2014

¡Malditos, si no nos oyen o leen! / Editorial (Prof. Antonio Sulca Effio - “ASE”)

A la Oficina de Redacción de “La Voz” de Ayacucho, Diario y Radio llegó un importantísimo documento que no vacilamos en difundir porque creemos que así cuidamos nuestra salud, la de todos los peruanos y la de nuestra madre tierra. Leerlo con atención y propagarlo es también vuestra obligación. Dice:
Bendita es la tierra
bendita es la semilla,
de ella vivimos y en ella renacemos
Comunidad de la Plataforma Nacional de Copartes de terre des hommes-Alemania sobre la promulgación del D.S. 003-2011-AG, expedido el 14-abril-2011 por el gobierno del entonces presidente Alan García Pérez.
Emitir un D.S. (No. 003-2011-AG) sin la consulta a las organizaciones de pequeños agricultores guardianes de la agro biodiversidad en el Perú, y de los consumidores peruanos, demuestra el proceder oscuro de los intereses de las corporaciones transnacionales que estuvieron años detrás de la aprobación de esta medida que el Gobierno Aprista se obstinó en defender durante toda su gestión y que no es otra que, con el argumento del hambre y de la mayor producción agrícola, permitir el ingreso y promoción de las semillas transgénicas en la agricultura nacional.
Esta medida inconsulta sigue mereciendo nuestro rechazo. Los peruanos merecemos saber lo que se produce y lo que comemos.
¿Estamos comiendo productos transgénicos en el Perú?. Claro que sí.
Los laboratorios Cerper, y Andes Control, así lo testifican. Los grupos Alicorp, Laive Suiza, e Inversiones San Fernando, entre otros, producen estos alimentos que la población consume a diario. Su comprobación ha llevado a que organizaciones de consumidores exijamos al gobierno el etiquetado respectivo de los productos agrícolas y agroindustriales que se expenden en el Perú, sea como productos de consumo final o como insumo para la preparación de comida. Esta solicitud no tuvo eco alguno por parte de ese gobierno alargando inútilmente la adecuación de las corporaciones a la normatividad vigente. Los peruanos tenemos derecho a saber lo que consumimos, un derecho hasta ahora negado o disimulado.
El turno ahora es de las semillas y la producción agrícola. Las corporaciones desde hace años están diseñando estrategias para hacer del Perú, el principal centro de agrobiodiversidad a nivel mundial, el área de su investigación, extensión y difusión de los transgénicos. Lo han logrado.
Lo que va a ocurrir, en plena era de calentamiento global, es inimaginable. La erosión genética en los Andes y la Amazonía es un hecho histórico que se estaba tratando de revertir en esta última década con políticas y acciones de la sociedad civil, organizaciones campesinas y nativas (selváticas), y cierto sector del Estado, y cuyos resultados relevantes han tenido sus efectos en la diversidad culinaria peruana. Estas políticas y acciones de conservación in situ de las plantas cultivadas y sus parientes silvestres, tiene, desde abril de 2011, un futuro incierto pero pronosticable.
Se ha documentado bastante sobre los efectos negativos de los productos transgénicos sobre la diversidad de plantas cultivadas, la salud humana, y el medio ambiente, pruebas que han conducido a las sociedades de planeta a tener cautela y rechazo con su siembra y desarrollo. Ningún habitante de nuestro mundo, que no sea técnico de las corporaciones y político a su servicio, defiende a los transgénicos. Todos, sin ninguna duda lo han rechazado por contravenir las reglas sensatas de una vida sana.
¿Por qué entonces permitir su ingreso al Perú? El objetivo explícito es producir más. Sin embargo está demostrado que se puede producir igual y mejor con la agricultura ecológica y nuestros saberes ancestrales. Perú es cuna de conocimientos tradicionales: somos un Centro de Origen de Plantas cultivadas que debemos proteger.
El objetivo no parece ser otro que el negocio y con ello la desaparición de las comunidades de pequeños agricultores indígenas y nativos del Perú que viven, producen, son guardianes y consumen de esta diversidad. Las semillas no se regenerarán por si solas ni se multiplicarán más bajo el cuidado y aliento de nuestras comunidades. Nos volveremos dependientes de las corporaciones para producir y comer.
La Plataforma de copartes constituida por instituciones de la sociedad civil peruana que acompañan de diversos modos a pequeños agricultores y comunidades indígenas peruanas vemos en esta medida el inicio de un proceso de desaparición de uno de nuestros bienes más preciados del planeta: la biodiversidad biológica y cultural.
Al tiempo que mostramos nuestra preocupación por las consecuencias cultural y biológicas de la implementación del Decreto Supremo No. 003-2011-AG, invocamos a las autoridades gubernamentales a dejarla totalmente sin efecto y abrir el debate de sus contenidos a la población peruana, a sus organizaciones de pequeños agricultores, y las organizaciones indígenas del país, por ser ellos y sus campos de cultivo donde vive la diversidad de semillas que nuestra naturaleza y las culturas que en ella viven la han criado por milenios.
(Ilustración: Cortesía de http://radioalternativafm1055.blogspot.com)
Paqarinkama, hasta mañana lunes
 
De:
http://www.diariolavozdehuamanga.com/noticias/index.php?option=com_content&view=article&id=15421:2014-11-30-10-29-39&catid=20:local&Itemid=67

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