Conflictos de intereses del quehacer científico
El pasado 16 de julio la Academia Nacional de Ciencias (National Academy of Sciences –NAS– por sus siglas en inglés), junto con el Consejo Nacional de Investigación (Nacional Research Council –NRC–) anunciaron el lanzamiento de un Comité de expertos independientes[1]
para realizar un reporte internacional a fin de ofrecer información
objetiva sobre los organismos genéticamente modificados (OGM). El
recién conformado Comité responde supuestamente a “la necesidad de
examinar lo que se ha aprendido desde la introducción de los OGM
basados en evidencias científicas”. El comité tiene como meta elaborar
un reporte con sus descubrimientos y recomendaciones que saldrá a la
luz en 2016”[2]. El reporte se basará en las siguientes líneas de investigación[3]:
- Examinar la historia del desarrollo e introducción de los OGM en Estados Unidos y a nivel internacional (…);
- Asesorar las bases de los eventuales efectos negativos de los OGM y sus tecnologías complementarias en Estados Unidos y en el exterior (…);
- Hacer una revisión científica de los marcos de evaluación actuales para OGM y sus tecnologías complementarias (…);
- Explorar los nuevos desarrollos en OGM y las futuras oportunidades y retos de estas tecnologías respecto a la innovación y la sustentabilidad (…).
Estos
puntos si bien importantes y loables, no abordan concretamente ni las
alternativas que tiene la humanidad además de los OGM, ni el monocultivo
como problemática, ni la cuestión de la privatización de las semillas,
ni la cuestión del etiquetado en transgénicos o de los derechos de los
consumidores a escoger alimentos inocuos, ni la cuestión del conflicto
de intereses entre las empresas y los científicos –que para este caso–
se centran nuevamente en seleccionar a un grupo “a modo”, que se tendrá
un peso importante a la hora de catalogar, decidir las líneas de
investigación, los fondos financieros y las formas de evaluación y
parámetros para validar las evidencias que se consideren como
“científicas”.
La colusión que no acepta la USDA
La colusión entre el sector público y privado en materia de biotecnología no es exclusiva de México[4],
sino también en Estados Unidos, casa matriz y primer país desarrollador,
promotor y exportador de cultivos transgénicos. El anuncio de la NAS y
del NRC no implica únicamente la cuestión de la selección de parámetros
de validación científica en torno a los datos en favor o en contra de
los OGM, sino un conflicto de intereses existente entre las empresas
trasnacionales y los lobbies biotecnológicos que actúan en total
complicidad y colusión con los legisladores, funcionarios públicos,
científicos, genetistas y académicos de instituciones públicas y
privadas encargadas de desarrollar, calificar e implementar los OGM.
En
Estados Unidos las evaluaciones de los efectos de los OGM a la salud
humana, animal y al medio ambiente han sido realizadas por el
Departamento de Agricultura (USDA en por sus siglas en inglés),
específicamente por el Servicio de Inspección y Salud en Plantas y
Animales (Animal and Plant Health Inspection Service –APHIS–); la Agencia de Protección Ambiental (Environmental Protection Agency–EPA–) y la Administración de Alimentos y medicinas (U.S. Food and Drug Administration –FDA–)[5]. Esta última duramente expuesta junto con la Autoridad Europea para la Sanidad Alimentaria (European Food Safety Authority
–EFSA–) por dar su visto bueno a la empresa Monsanto encargada de
elaborar el estudio de inocuidad para liberar comercialmente a su propia
variedad de maíz transgénico (NK603) y que Seralini y su equipo
evidenciaran como altamente cancerígena[6].
Un comité a modo e inequitativo
La
llamada de la NSA y NRC para integrar un comité independiente resulta
necesaria pero en opinión de una red de científicos no convocados de
Estados Unidos, le resta legitimidad y credibilidad dada la falta
reconocimiento público en torno al conflicto de intereses. Este
conflicto ha quedado por demás en evidencia dada la intervención de los
intereses de las empresas biotecnológicas dentro del Departamento de
Agricultura de Estados Unidos e incluso dentro del Departamento de
Estado (entiéndase la Oficina de la Presidencia de Estados Unidos)[7].
Un
elemento clave para entender el valor simbólico que implica la
legitimación del Comité de la NSA y la NRC es que los resultados de sus
estudios tendrán un carácter meramente consultivo, es decir que, de ser
contrarios a los intereses de las empresas biotecnológicas no existirá
ningún elemento legal que tenga un carácter vinculante. Esto significa
que si el Comité hipotéticamente dictaminara en contra de la utilización
de los OGM, esto no tendrá ninguna repercusión para limitar a las
empresas biotecnológicas. Por el contrario, si se dictaminara a favor de
los OGM, como se espera que suceda, se legitimará una decisión
aparentemente “científica” e “independiente” ante la opinión pública
internacional.
Varios
de los científicos estadounidenses marginalizados del proceso piensan
hacer una denuncia pública en los próximos días (misma que estaremos
difundiendo por estos medios). La denuncia expondrá no solo la exclusión
sino que sumará otras denuncias que refuerzan la hipótesis de que la
terna oficial del Comité de la NSA y de la NRC sigue manteniendo
conflictos de intereses en su conformación. Dichos conflictos se
manifiestan en un conjunto de inequidades:
· Inequidad interdisciplinaria:
La conformación del grupo de 19 especialistas sólo cuenta con un
sociólogo mientras el resto son profesionales de las ciencias duras
(ingenieros en biología molecular, bioquímica, genética vegetal, y
bioseguridad, desarrollo de insectos genéticamente modificados, y
biología sintética). Asimismo en el comité no existen especialistas que
tengan experiencia desde un enfoque agroecológico.
· Inequidad de género y de representación: El comité cuenta sólo con
cuatro mujeres. Adicionalmente no hay equidad en la selección de
profesionales que cuenten con antecedentes imparciales: los científicos
opuestos a la conformación del comité sólo reconocen como representante
legítimo a uno de los 19 miembros del comité. Mientras que por el
contrario, identifican a los miembros de la lista como profesionales
con antecedentes ligados a universidades que desarrollan patentes
biotecnológicas, a la Agencia para el Desarrollo Internacional de
Estados Unidos[8] (USAID), al Departamento de Agricultura de Estados Unidos[9] (USDA), y a diferentes programas biotecnológicos del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias[10] (IFPRI) y de uno de los socios principales de Monsanto: el Centro de ciencias de Plantas Donald Danforth (Donald Danforth Plant Science Center[11]), entre otras empresas e instituciones[12].
· Inequidad en los sistemas de saberes:
Solo se reconocen como actores válidos a los científicos, lo cual
excluye a otros actores técnicos, productivos y de la sociedad civil por
no ser considerados como proveedores de algún tipo de evidencia útil.
· Inequidad en la representación internacional:
Todos los actores además de ser exclusivamente científicos de
nacionalidad estadounidense, trabajan en instituciones académicas o
financieras ligadas al establishment socio-técnico norteamericano. Esto
no sería relevante sino es que el comité piensa aportar un análisis de
los efectos de los OGM a nivel internacional, para lo cual evidentemente
están excluyendo a una gran comunidad no sólo de científicos sino de
actores campesinos que en el caso de México aportan invaluables
evidencias de manipulación genética vegetal a partir de sus saberes.
El comité y el principio de precaución en México
Las
acusaciones de inequidad no hacen más que confirmar la existencia de
una confrontación entre comunidades epistémicas también en EUA, y el
evidente proceso de exclusión que conlleva la legitimación de unos
actores por encima de todos aquellos que no forman parte del “ethos biotecnológico
oficial”. La conformación misma del comité delata la inexistencia de
objetividad e independencia en las investigaciones científicas
anteriores y evoca la crítica que hicimos al artículo publicado la
semana pasada en la revista “Nature”[13] por su falta de imparcialidad[14].
El
blanqueo de científicos o la utilización “a modo” de la ciencia,
resulta más una estrategia de comunicación y difusión para ocultar
evidencias incómodas y legitimar a un jurado “neutral” e “inapelable”
que valide dogmáticamente los criterios de generación de información, de
preponderancia de un discurso cientificista (ya de por sí dominante y
lejano al pueblo), y de esquemas de reproducción de la información
fácilmente tergiversables.
Más
que un comité estamos ante un “bloque-mediático-científico” que
revocará cualquier argumento que apele por ejemplo a la medida
precautoria dentro de los juzgados (principio clave ante la demanda de
organizaciones sociales en contra de la siembra de maíz transgénico en
México[15])
ya que provendrá de un cuerpo de conocimientos “infalible” cuya
“solidez” respaldará la necesidad de OGM para “alimentar al mundo”.
Como
es de esperarse, la estrategia será promovida con todo el poder de los
medios de comunicación para poder realizar una validación pública
aparentemente imparcial y que defina de una vez por todas el poder
decisional de los consumidores norteamericanos hoy en día puesto en
duda. Es evidente que la conformación y los resultados que avale el
comité tendrán una repercusión en la ofensiva pro-transgénica del
gobierno de México cuya dependencia a los intereses de los lobbies
biotecnológicos está día con día más evidentemente expuesta.
[1] http://nas-sites.org/ge-crops/
[2]The objective is
“provide an independent, objective examination of what has been learned
since the introduction of GE crops based on current evidence. The study
will assess whether initial concerns and promises were realized and will
investigate new concerns and recent claims. The committee will produce a
consensus report with findings and recommendations that will be
available to the public upon its release (expected completion date is
early 2016), after undergoing a rigorous external peer-review process”
(ibidem)
[3] Los puntos completos pueden verse en: http://nas-sites.org/ge-crops/2014/06/05/study-statement-of-task/
[4]
Un ejemplo reciente de esta colusión en México es la demanda realizada
por Greenpeace para exigir la inhabilitación de Alfonso Flores Ramírez,
actual titular de la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental
(DGIRA) de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
(Semarnat) por violar la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente
Modificados al otorgar permisos para la siembra de soya transgénica en
fases comercial y piloto para los estados de Campeche, Chiapas, Quintana
Roo, San Luis Potosí, Veracruz, Tamaulipas y Yucatán en 2012. Nota
disponible en el Boletín informativo de Julio 2014 de
Greenpeace: http://www.greenpeace.org/mexico/es/Prensa1/2014/Julio/Al-banquillo-funcionario-de-Semarnat-por-aprobar-siembras-de-transgenicos-en-2012/
[5]Ver: http://www.usda.gov/wps/portal/usda/usdahome?contentidonly=true&contentid=biotech-plants.xml
[6]
Ver Seralini et al (2014) “Republished study: long-term toxicity of a
Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize”
Environmental Sciences Europe 2014, 26:14 (24 June 2014) http://www.enveurope.com/content/26/1/14 http://www.enveurope.com/content/26/1/14
[7]Consultar: Food and Water Watch (2013) Biotech Ambassadors: How the U.S. State Department Promotes the Seed Industry’s Global Agenda.
Documento PDF disponible en
http://documents.foodandwaterwatch.org/doc/Biotech_Report_US.pdf#_ga=1.44996260.1616341919.1405736642
[8] Ver: http://www.usaid.gov/
[9] Ver: http://www.usda.gov/
[10] Ver: http://www.ifpri.org/es
[11] Ver: http://www.danforthcenter.org/
[12]
El perfil y antecedentes profesionales de los miembros del comité se
puede consultar en http://nas-sites.org/ge-crops/category/committee/
[13]Vargas-Parada,
Laura (2014) "GM maize splits Mexico: Legal challenge to transgenic
crops has created a rift in the country’s scientific community". Revista Nature: Disponible en http://www.nature.com/news/gm-maize-splits-mexico-1.15493
[14] D’Alessandro, Renzo (2014) El irrelevante artículo que publicó la revista Nature (…) En la revista electrónica Biodiversidad en América Latina.
Disponible en :
http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/El_irrelevante_articulo_que_publico_la_revista_Nature_sobre_la_disputa_cientifica_por_el_maiz_transgenico_en_Mexico
[15] Consultar: Tourliere, Mathieu (2014) « Golpe a Monsanto y a sus transgénicos” Revista Proceso. Reportaje especial, Mayo. ( http://www.proceso.com.mx/?p=371089 )
De:
http://www.alainet.org/active/75551&lang=es
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